Liam Hemsworth, la madurez del hermano pequeño
Tras el éxito de ‘Los juegos del hambre’, el actor australiano busca el equilibrio entre la vida personal y profesional que tiene Chris
Liam Hemsworth tenía siete años cuando vio por primera vez Independence Day. Sus dos hermanos mayores, los también actores Chris y Luke Hemsworth, habían conseguido una copia en VHS. “Mis padres no me dejaban verla, mi padre siempre se había dedicado a protección de menores, mi madre es profesora, y supongo que no les parecía apropiada, pero yo me quedé a verla con ellos”, recuerda. Le encantó. Hoy quizá solo lo dice porque protagoniza la esperada secuela 20 años después, Independence Day: Contraataque, pero reconoce que el filme de Roland Emmerich y Dentro del laberinto, con David Bowie, eran sus películas favoritas de pequeño. Es más: Will Smith arreando un puñetazo a un alien pudo tener mucho que ver con que se convirtiera en actor. “De hecho, aunque no estaba en el guion, cuando empezamos a rodar le dije a Roland y a los guionistas que si podía tener un momento así en la película, quería pegar a un alien”, insiste. Y se lo concedieron.
El pequeño de los Hemsworth, de 26 años, en realidad quiso ser actor tras ver cómo sus hermanos comenzaban a triunfar en la televisión australiana. Empezó a actuar en obras de instituto y tras trabajar durante seis meses poniendo suelos, en 2007 consiguió sus primeros papeles también en la pequeña pantalla. Solo dos años después estaba de camino a Hollywood, le llamaban para una prueba de cámara para Thor. Competía con su hermano, Chris. Y ganó el mayor, pero Liam no tardó en conseguir sus propios éxitos y franquicias: La última canción, Los juegos del hambre.
Aunque la competitividad sana entre hermanos pueda continuar, ambos comparten ahora la cumbre de Hollywood: “Hablamos de trabajo, claro. Él es mi ídolo, le admiro en todos los sentidos, es la persona más trabajadora que conozco, cada actor o director que ha trabajado con él antes dice lo mismo: cuanto se preocupa por todo. Para mí es una inspiración y me motiva no solo en lo profesional, sino también cómo lleva su vida personal. Cómo cuida a sus hijos y familia, ha conseguido un equilibrio perfecto entre vida personal y profesional”, dice Liam Hemsworth.
Él, en cambio, aún intenta encontrar el equilibrio y esquivar a los paparazis, desesperados por cazar la prueba definitiva de que ha retomado su relación con Miley Cyrus. El australiano y la cantante se conocieron en el rodaje de La última canción y empezaron a salir. En 2012 se prometieron, pero rompieron el compromiso un mes después del gran cambio de look de Cyrus, en 2013. Y desde el pasado diciembre empezaron los rumores de reconciliación cuando se le vio a ella de nuevo luciendo el anillo de compromiso. “La gente lo averiguará, ya lo han hecho… no son tontos”, le dijo Hemsworth a GQ en la única declaración que ha hecho sobre el asunto.
Asegura que ya no se busca en Google para no saber qué inventan sobre él. Y todo este ruido ya no le afecta a la hora de tomar decisiones sobre sus papeles. “Está muy seguro de sí mismo”, dice el director de Independence Day, Roland Emmerich, que lo escogió como su nuevo héroe, el nuevo Will Smith. “Es muy maduro. Yo quería sacar más su lado malo. Pero es más Harrison Ford que un tipo malo”.
Convertido en estrella gracias al éxito de Los juegos del hambre, Liam Hemsworth ahora puede relajarse y pensar en el futuro que le espera, un futuro que ha puesto un poco en pausa para recuperarse tras una lesión de espalda que se hizo surfeando antes de Navidad y que casi le llevó al quirófano. Tras seis meses de rehabilitación y dispuesto a trabajar de nuevo, dice: “Estoy en un lugar ahora mismo en el que no siento la necesidad de trabajar por ninguna otra razón más allá de que de verdad me guste el proyecto. No voy a coger un trabajo porque sí. No lo necesito, y no quiero. Quiero hacer películas que me apasionen. No siento presión de ninguna forma”.
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