“Es como unir con puntadas cientos de miles de fotografías”, dice para definir su trabajo Jean-François Rauzier. “No es exactamente fotografía, sino fotografía pintada. Es la pintura digital la que me permite reflejar lo que tengo en la cabeza”. Lo llama “hiperfotografía”. Deconstruyendo la realidad a trocitos y luego recomponiéndola a su antojo, crea mundos nuevos, paisajes urbanos entre lo onírico y lo futurista sin perder nunca un anclaje, aunque sea remoto, con lo real.