Obama en Japón
Ayer vi una fotografía en el periódico en la que Obama, emocionado, abrazaba a un ciudadano japonés. La visita del presidente de Estados Unidos rememora el dolor que causó aquella bomba. ¡Cómo olvidarlo! Pero es un gesto sin precedentes, y yo lo aplaudo. Por otra parte, veo cómo un aspirante al cargo que hoy ostenta Obama propone construir muros y cercas que separen y clasifiquen a las personas por categorías. ¿Por qué no promocionamos los abrazos en lugar de la separación y la destrucción? Es más fácil tender puentes que recogerlos.— Juan Sánchez Cano. Madrid.
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