Donald Trump en cinco libros escritos por él mismo
El candidato Republicano lleva años publicando libros sobre cómo hacerse millonario. En el último deja claro que, si es presidente, gestionará Estados Unidos como si fuera una empresa...
“Este es el mayor negocio de mi vida”. Así calificó Donald Trump su candidatura a la presidencia de los EEUU. Y en eso se ha convertido también su campaña: una negociación con el votante en la que no se están aplicando las máximas políticas, sino las puramente comerciales. Porque Trump no es un político, sino un empresario que está dispuesto a convertir a los EE UU en la nueva América S.A. Así también lo ha especificado en su último libro, publicado hace sólo unos meses, Crippled America. How to make America great again, aún no traducido al español, trasunto de su programa político, que ya estaba presente en sus anteriores libros, en los que explica cómo hacerse millonario. En Librotea tienes toda la lista. Aquí contamos cómo se ha contado el propio Trump a sí mismo. Un liberal a ultranza al que le da igual todo. Hasta su propio pelo.
El arte de la negociación (1987)
Publicado en 1987, cuando Trump subía como la espuma en los Estados Unidos de Ronald Reagan, es su hoja de ruta en el terreno de los negocios. Un mantra neoliberal en el que el magnate es capaz de compararse con artistas muy alejados de él ideológicamente, como Pablo Picasso. Pero es que en el cerebro de Trump es capaz de mezclarse todo, e incluso que suene con cierta coherencia. En este libro desarrolla cómo los negocios son al fin y al cabo un arte. Trump podría haberse comparado con Thomas de Quincy y su arte de matar y no hubiera resultado tan raro.
La fórmula la repitió en su libro de 2010, Think like a champion: “Compite contigo mismo para ser lo mejor que puedas ser. Esa es la mentalidad de los emprendedores, ellos saben que competir con los demás, posiblemente, podría reducir sus propios estándares. Esto puede sonar duro, pero es la verdad. Usted tiene que tener su propia visión y no la pierda. Picasso definitivamente tenía su propia manera de ver las cosas que sin duda trabajó a su favor, artística y financieramente. No tenga miedo de ser único. Es como tener miedo de ser su mejor yo”, escribió el empresario y se quedó tan ancho. Y añadió: “No te vendas a ti mismo por poco. La vida es un arte, los negocios son un arte, así que sé un artista y mejórate a ti mismo”. Ahí lo tienen, la Trump Tower a la altura del Gernika.
El arte de volver (1997)
Para finales de los noventa, Trump ya había superado la crisis de esta década y los costes de su divorcio millonario de Ivana. En ese tiempo ya era dueño de varios inmuebles como la Trump Tower de Nueva York, Trump Hotel Las Vegas, Trump Ocean Club International Hotel & Tower, la serie de hoteles Trump International Tower & Hotel, en varias ciudades, además de los antiguos casinos y un nuevo hotel en una de las islas palmera de Dubái. Había superado con éxito la era Clinton y lo contó en El arte de volver en el que muestra su fe inversora para reconstruir su imperio. Su fórmula: vender lastres como el hotel Plaza de Nueva York, la Trump Airlines y el 50% del casino Taj Mahal (sí, también era suyo) y adjudicarse nuevos trofeos como el certamen de Miss Universo además de mantener los negocios del juego en Atlantic City.
La escritura de este libro además tenía otro objetivo: Trump quería mantenerse en el candelero. Si había sido uno de los grandes yuppies de los ochenta, volvería a serlo en los 2000. Y, por ejemplo, la repercusión mediática de Miss Universo era toda una garantía, pese a que después realizara todo tipo de declaraciones xenófobas contra mexicanos y demás latinos. De hecho, les ha tildado de “delincuentes, corruptos y violadores”. Univisión, canal que emite Miss Universo, canceló el contrato de emisión. Pero eso fue ya mucho más tarde, cuando Trump ya estaba lanzado a su próximo negocio: la presidencia de EEUU. Y, obviamente, no le dio demasiada importancia.
Trump: Los Mejores Consejos de Bienes Raices Que He Recibido (2004)
El magnate no sólo se saca consejos de su propia chistera. En este libro contó quiénes eran los que más le habían influenciado. Y agárrense porque vienen curvas. Pero, atención, no piensen en fórmulas mágicas porque al fin y al cabo podrían ser consejos dados por niños de primaria. Uno de los ‘influencer’ de Trump es John Bearden que no es otro que el presidente de la firma que manejaba los hoteles del empresario en Chicago. Su consejo: “Busque asesores de confianza”. Y si no, ya saben, fuera del negocio. Corporativismo absoluto. La lealtad llevada a su máxima expresión, que choca en parte con la libertad de la que tanto hace gala Trump.
Otro de los consejos es el de Robert Boykin, director ejecutivo de una firma de inversiones de bienes raíces especializada en hoteles: “Desarrolle una zona donde se avecine el crecimiento”. Esto es, no lleves a cabo una operación inmobiliaria donde no haya ni una sola parada de metro o ni siquiera esté prevista. Y aléjate de los barrios empobrecidos donde no haya visos de florecimiento. Esos, que se queden con sus problemas.
Hay hasta cien consejos para constructores e inversores en el tema inmobiliario pero finalmente nos quedamos con este: “Un planteamiento lógico para las propiedades bajo ejecución hipotecaria”, de M. Anthony Carr, que en resumidas cuentas se basa en ‘aprovéchese del que van a desahuciar’ o ‘haz negocios con el pobre que está dispuesto a cualquier cosa’. No lo decimos nosotros sino Carr: “Son más rentables porque uno trata con propietarios bajo presión que están dispuestos a vender la propiedad a precio muy rebajado para ahorrarse la ruina de su historial crediticio, el bochorno y la presión financiera”. Y sí, así es como se hace dinero.
Queremos que seas millonario (2006)
Como si fuera un telepredicador de esos que tanto abundan en EE UU, Trump no se cansa de adoctrinar sobre su fórmula para ser un emprendedor y convertirse en millonario. Para él, que ya nació con un negocio bajo el brazo, es sencillo. La base es no tener demasiados escrúpulos. Pero si quieren saber algo más, echen un vistazo a este libro que coesbribió junto a su amigo Robert Kiyosaki. La teoría se resume en el eslogan ‘piensa en grande’. De nuevo, vuelve a flirtear con el artisteo y la pasión: “Tienes que amar lo que haces, si tú amas lo que haces, tu trabajo se volverá en una pasión, y con ello serás el mejor en lo que hagas”, escribió. Y quizá en los últimos años lo hemos escuchado ya unas cuantas veces pero hay que admitir que Trump fue un precursor de eso que ahora se llama el fenómeno del emprendedor y que se repite en las escuelas de negocios, viveros de empresas y demás encuentros de start up: “Cada vez que te dirijas a una negociación, o vayas a enfrentar un desafió (los supuestos problemas), mírate como si ya hubieras salido victorioso de ellos”. Para Trump es imposible que uno no sea rico. No le entra en la cabeza. En definitiva, si no eres millonario es que eres tonto y deberías hacértelo mirar. Por otro lado, con lo que nunca ha contado Trump o al menos nunca se ha referido a ello es que si uno gana otro pierde. Claro que eso a él le da igual.
Crippled America. How to make America great again (2015)
Y, por fin, su ideario empresarial trasladado a la política, pero con más toques de conservadurismo. A Trump se le veía venir desde los ochenta y en este libro expone cómo deberían gestionarse los EE UU. Esto es, como una empresa. Como uno de sus holdings. Como si la Casa Blanca fuera la Trump Tower. Pero también como un padre de familia.
Fue presentado por el propio empresario en su Torre de Nueva York el pasado 3 de noviembre y aunque, como él admitió, todas las ganancias del libro serían destinadas a obras de beneficencia – caridad sí, distribución de la riqueza, no- en él deja claro su planteamiento político neoliberal. Y sin cortarse un pelo. Es más, admite que pese a coquetear en algún momento con el Partido Demócrata –un liberal al fin y al cabo puede fluir de un lado a otro según sus intereses- él siempre ha sido conservador. No hacía falta que lo explicitara.
En este libro abandona un tanto la ferocidad empresarial. Y habla más de su familia, de sus ex esposas. Hasta se muestra culpable por haber querido más a sus negocios que a ellas. “Soy un republicano conservador con un gran corazón", escribe. Sin embargo, no olvida los mantras neoliberales que expuso en anteriores libros. “No voy a jugar el mismo juego de los políticos han estado jugando desde hace décadas. Todos hablan, pero ninguno actúa, afirma. Y guiándose por los consejos de sus mentores indica: "Encuentro a las personas que son los mejores del mundo en lo que hay que hacer, les contrato, y luego dejo que lo hagan. Contrato a la mejor gente, les pago bien, y los mantengo trabajando para mí". Trump en estado puro. Los Simpsons ya advirtieron hace décadas de que el empresario podría llegar a ser el presidente de EEUU. Una distopía que puede convertirse en realidad.
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