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Tentaciones

10 motivos para reivindicar Eurovisión que convencerán a cualquier 'hater'

La próxima vez que alguien le diga que Eurovisión debería desaparecer, léale esto punto por punto

Conchita Wurst, ganadora de 2014, en plena apoteosis final.
Conchita Wurst, ganadora de 2014, en plena apoteosis final.

Por mucho que Nostradamus no las predijera, dos son las señales inequívocas del fin del mundo: la retirada de Jordi Hurtado -que está en camino- y el fin de Eurovisión. Si esto ocurre, tengan claro que hay que comenzar a ponerse a cubierto antes de que caigan meteoritos humeantes sobre la Tierra. El festival musical por excelencia ha conseguido sobrevivir a todo tipo de cambios sociales. Ni la tele en color, ni las redes sociales, ni siquiera el boom del electrolatino han podido acabar con uno de los shows que más millones de personas congrega delante del televisor. Es nuestro intermedio de la Super Bowl. Respect.

Pero como en todo éxito, no faltan voces cada año que se dedican a cuestionar su continuidad. Que si se ha convertido en un paraíso de freakismo -nada más pasado de moda que utilizar el término freak-, que si la música es lo de menos, que si siempre ganan los mismos, que si es un gasto innecesario para la pobre economía española. Excusas absurdas para negar la realidad: Eurovisión nos gusta y nos emocionamos cada vez que alguien nos da twelve points. Somos así de básicos. Pero, además, es una ocasión impagable para reinvidicar y denunciar. ¿O es que plantar un homenaje a los refugiados en la primera semifinal de este año no es todo un golpe en la mesa tras la patética actuación de la Unión Europea? Así, sí, siempre.

Por eso, tenemos diez motivos de peso que convencerían hasta el mayor de los 'haters' de que Eurovisión es totalmente necesario. Venga, atrévanse y lean.

1. Es un acto de lucha contra la homofobia

La justicia poética ha querido que Rusia parta este año como favorita para ganar el concurso. Eso quiere decir que, de hacerse realidad, el país más homófobo de Europa acogería el festival musical más LGTB del mundo. Y allí tendríamos que ir todos para denunciar la situación y alzar la voz contra la discriminación, la injusticia y la violencia, como hizo Conchita Würst cuando ganó el certamen. ¡Juntos somos imparables!

2. Es uno de los pocos oasis musicales que quedan

¿Cuántas oportunidades tenemos de asistir a actuaciones musicales en televisión? Pues, desgraciadamente, poquísimas -como mucho, los Supersingles de Qué tiempo tan feliz-. Nos podrá gustar más el estilo eurovisivo -si es que eso existe- o menos, pero nos garantiza más de veinte actuaciones seguidas desde la comodidad del hogar. Tan solo por esto, ya deberíamos estar agradecidos.

3. Es un reclamo turístico inmejorable

Cada año, la ciudad encargada de celebrar el festival se llena de turistas durante los días previos, dispuestos a recorrer sus calles, sus comercios y sus restaurantes, buscado a los representantes de cada país y cantando éxitos musicales sin parar -bueno, igual paran un rato, pero cantan mucho-. ¿Qué ciudad no querría este reclamo turístico para sus arcas? Es un reto organizativo, pero seguro que el resultado final compensa los esfuerzos.

#WelcomeAll

#WelcomeAll to the Grand Final of the 2016 Eurovision Song Contest in Stockholm!

Posted by Eurovision Song Contest on Friday, May 13, 2016

4. Es un trampolín de estrellas del pop

Muchas estrellas pop comenzaron o afianzaron su carrera gracias a Eurovisión. Incluso sin haber ganado. Puede que ahora, con tantos representantes, se haya diluido un poco el empuje -aunque Loreen o Conchita Würst bien que aprovecharon el tirón- pero debemos agradecerle al festival su aportación al show business. ¿Qué hubiese sido de los Céline Dion o de ABBA sin Eurovisión? 

5. Es el origen de Massiel

Con permiso de Salomé, Massiel es nuestra vencedora atemporal de Eurovisión. Su vestido, su melena, su bailecito, gracias al La, la, la se convirtió en una estrella y, sí, también en una líder de opinión. Aunque ahora pensemos más en ella por sus apariciones en Tómbola, después de Eurovisión se convirtió en una de las primeras cantantes de nuestro país en hacer casi canción protesta en pleno franquismo, cantó poemas de Bertolt Brecht y fue algo así como la mujer más moderna de España durante muchos años. Y si no, miren esta actuación. España no sería España si Massiel no hubiese existido.

6. Es un show televisivo 'como los de antes'

Tenemos muy pocas ocasiones para asistir a eventos televisivos de gran formato. Los Oscar y poco más. Eurovisión nos devuelve al pasado, a esas galas bigger than life, a ese control de cámaras, a ese interminable placer audiovisual. Una maravilla que no valoramos en su justa medida. Cualquier aficionado a la televisión no puede perderse Eurovisión. Aunque no le interese demasiado la música.

7. Es una oportunidad de oro para aprender geografía (e idiomas)

Gracias a Eurovisión tenemos la oportunidad de conocer otros países, situarlos en el mapa, aprender de sus costumbres, familiarizarnos con sus idiomas -sobre todo, si no se empeñaran todos en cantar en inglés-. Piensen en otro formato que nos ofrezca tanto. Seguro que no se les ocurre ninguno.

8- Es la excusa perfecta para sentirse tertuliano

No importa no saber nada de música, no distinguir una nota de otra, no haber tocado un instrumento en la vida. En cuanto llega Eurovisión, todos somos expertos compositores. Opinamos sobre el ritmo, la letra o el estribillo. Cargamos contra la puesta en escena y la elección del vestuario sin tener ni idea. Vamos, como hace cualquier tertuliano en una mesa de debate.

9- Es un nexo generacional

Ni generación X, ni ninis, ni millennials, nadie puede escapar al fervor eurovisivo. Puede que ya no se produzcan esas reuniones familiares en el sofá para ver el concurso como ocurría antaño -ahora lo comentamos por twitter, que une más-, pero seguro que en todas las comidas familiares se comenta Eurovisión.

10. Es la única baza capaz de competir con el fútbol

Reconozcámoslo. Tan solo Eurovisión puede enfrentarse al poder de convocatoria del fútbol -¡el año de Rosa López no quedaba nadie en la calle durante la gala!-. Y, cada año, se sigue colando entre los programas más vistos de la televisión junto a grandes eventos deportivos. Aunque lo veamos tomándonoslo totalmente en serio cual eurofan o como un mero entretenimiento, el hecho es que sigue interesando. Y eso sólo puede significar una cosa: a Eurovisión le quedan muchos años de historia por delante.

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