Terminal portuaria de Salerno, primer edificio póstumo de Zaha Hadid
FOTO: Hélène Binet
El Primer Ministro italiano, Matteo Renzi, quiso estar presente en la inauguración de lo que podía haber sido uno de los primeros edificios de Zaha Hadid (1950-2016) y ha terminado siendo su primer proyecto póstumo. El mandatario aseguró que, además de para acoger a 500.000 pasajeros anuales más, la nueva Terminal del Puerto de Salerno ayudaría a recordar a la recientemente desaparecida arquitecta. Seguramente lo hará. Pero contemplarlo ahora en tres dimensiones, 16 años después de que Hadid y su equipo ganaran el concurso en el año 2000 y 23 años después de que el puerto hiciera público su plan de desarrollo hace pensar también en el peso visual del paso del tiempo.
FOTO: Hélène Binet
De un lado, el inmueble de hormigón, a medio camino entre el puerto industrial y el deportivo, tiene una forma blanda. Es la cubierta asimétrica y plegada la que le confiere ese aspecto al construir una transición suave entre la tierra y el mar, entre lo sólido y lo líquido sobre un cuerpo más esquemático. Los arquitectos hablan de una gran ostra y es cierto que el edificio parece recogerse como el resto de los veleros y yates amarrados. Por eso, a pesar de medir casi 100 metros de largo y 13,5 de altura (en 4.500 metros que acogen aduana, terminal de cruceros, terminal de ferry nacional, salas de espera, un restaurante con vistas y las oficinas de las navieras) el edificio no destaca. No busca hacerlo. Se funde en una vista panorámica y solo vuele a surgir cuando llega la noche, convertido en un gran faro portuario.
FOTO: Hufton & Crow
Las rampas que organizan el flujo de la circulación intersectan los servicios, favorecen la organización del espacio y la orientación de los usuarios, pero también confieren al edificio un aire más adusto y todavía esquemático, mucho menos rotundo y sensual que los últimos proyectos finalizados por Hadid.
FOTO: Hélène Binet
Es, posiblemente esa falta de conexión entre el cuerpo del edificio y una cubierta que parece casual lo que remite a trabajos más tempranos, menos cuajados, y hace que la nueva terminal se lea como un proyecto de otro tiempo, antiguo, poco novedoso. Esa misma factura, más discreta y menos envolvente que obras como el celebrado centro Heydar Aliyev de Bakú (Azerbaiyán), favorece, sin embargo, la integración de la terminal en la costa amalfitana. Y reanuda el debate sobre las ventajas y los inconvenientes de los edificios que parecen brotar del lugar y los que se posan en él, aterrizados.
FOTO: Hufton & Crow
Babelia
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