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‘Corrupción en Miami’ cumple 30 años

El estilo de la pareja protagonista, Don Johnson y Philip Michael Thomas, marcó la imagen televisiva y la moda de los años ochenta

Don Johnson y Philip Michael Thomas en una imagen de 'Corrupción en Miami'.
Don Johnson y Philip Michael Thomas en una imagen de 'Corrupción en Miami'.

Mucho antes que Don Draper nos mostrara la cara y cruz del sueño americano en Mad Men y el arte de llevar un traje gris de alpaca y coleccionar camisas sin estrenar en el cajón de su mesa de despacho, o de que el Doctor House paseara su elegancia de dandi desaseado por el Hospital Universitario Princenton-Plainsboro, la pareja de policías antidroga Sonny Crockett y Rico (Don Johnson y Philip Michael Thomas) dictaron las reglas de la elegancia y el glamur televisivo de los ochenta. Corrupción en Miami se estrenó un 28 de abril de 1986 en TVE y acabó coinvirtiéndose en una de las series más icónicas de la década.

La fórmula de parejas televisivas en permanente combate contra las fuerzas del mal y la corrupción contaba con una larga tradición. Series como Los vengadores, con otro dúo estilizado en el Londres pop de los años sesenta: la señora Peel y el siempre impecable John Steed; o la pareja de Starsky and Hutch en los setenta y sus chaquetas Jacquard, camisas de cuadros y pantalones vaqueros acampanados, figuran entre las más recordadas en su paso por la pequeña pantalla. Y, en medio de una producción televisiva donde sobresalían las hombreras y el resplandor de las lentejuelas de Joan Collins junto con el sombrero vaquero de J.R., la pareja de policías de Miami desembarcaba con su look de formas suaves y la arruga como distinción estilística.

El glamur ostentoso y de gusto kitsch dejó paso a un nuevo lujo más sofisticado de colores pastel y trajes de lino auspiciado por ese Made in Italy que estaba conquistando las pasarelas y escaparates desde finales de los años setenta. La aparición de Richard Gere en American Gigoló (Paul Schrader, 1980) exhibiendo todo un guardarropa firmado por el diseñador Giorgio Armani marcó la nueva edad de oro del estilismo de Hollywood. La confirmación llegó con el bróker neoyorquino interpretado por Mickey Rourke en Nueve semanas y media. Creador e industria cinematográfica se prometían entonces una larga y fraternal colaboración entre la pantalla y la alfombra roja.

En medio de una década de los ochenta donde los logotipos de las marcas acabaron señalando el renacido poder de la moda proyectado en la figura de la top model y los calzoncillos de Calvin Klein, el estilo de una serie como Corrupción en Miami reveló el máximo glamur alcanzado por una producción televisiva. Su localización en una ciudad como Miami, con sus mixturas arquitectónicas y culturales, serviría de referencia para este nuevo look de tonos suaves, materias naturales y formas desahogadas de la pareja Sonny Crockett y Rico. Nada que ver con ese estilo hortera de nuevo rico que otro habitante ilustre de la ciudad, Tony Montana, ofreció en la película El precio del poder. A partir de ese momento, policías y corruptos compartieron armario y firmas: Armani, Versace, Hugo Boss, Lanvin, etcétera.

Los protagonistas de 'Corrupción en Miami'.
Los protagonistas de 'Corrupción en Miami'.

Sobre un Ferrari Testarossa o en una lancha, Sonny Crockett (Don Johnson) imponía sus trajes blancos, sus pantalones sin cinturón, camisetas de algodón —adiós, camisas—, gafas Rayban y mocasines sin calcetines; por su parte, Rico (Philip Michael Thomas) ofrecía un estilo impecable donde la única fantasía permitida era el color de sus corbatas y su macizo peinado. Una barba de “cuatro días” se convertía en otro de los elementos distintivos de la pareja, un rasgo que no triunfaba en la pantalla desde los tiempos de Clint Eastwood y sus westerns con Sergio Leone.

En el año 2004 la serie se trasladó al cine, aunque el recuerdo del original pesaría sobre el dúo protagonista Colin Farrell y Jamie Foxx como los nuevos Sony Crockett y Ricardo Tubbs, aquella pareja de policías que vistió de colores pastel las dependencias policiales.

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