_
_
_
_
PORQUE LO DIGO YO
Columna
Artículos estrictamente de opinión que responden al estilo propio del autor. Estos textos de opinión han de basarse en datos verificados y ser respetuosos con las personas aunque se critiquen sus actos. Todas las columnas de opinión de personas ajenas a la Redacción de EL PAÍS llevarán, tras la última línea, un pie de autor —por conocido que éste sea— donde se indique el cargo, título, militancia política (en su caso) u ocupación principal, o la que esté o estuvo relacionada con el tema abordado

Verdaderos amigos de Facebook

Hipocondriaco como soy, una noche, solo en casa, pensé que moría. En vez de llamar a mi madre, o a urgencias, mandé un privado por Twitter

Xavi Sancho
reuters

La semana pasada fallecía en una aldea gallega un hombre que vivía entre basura y a cuyo sepelio solo acudieron dos mujeres. La policía descubrió su cuerpo sin vida tras recibir una llamada de una señora desde Canarias. Ella era uno de los más de 3.500 amigos que el finado tenía en Facebook y, preocupada por la falta de actividad digital del hombre, decidió llamar para alertar a la autoridad.

Situada entre finales de ochenta y principios de los noventa, Menudo reparto es una brillante novela de Jonathan Coe cuyo protagonista es un escritor semifrustrado que abandona el encargo de escribir la historia de una pudiente familia para encerrarse en casa y ver películas antiguas. Hasta que un día aparece una maravillosa vecina que le devuelve las ganas de pestañear. Al cabo de unas páginas, ella muere. Leí ese libro durante uno de los periodos más abyectos de mi vida. Simplemente, trabajaba, leía y bebía solo por los bares. Me fabriqué rutinas que creía satisfactorias, como cenar los viernes salchichas de Frankfurt. El sábado por la tarde era el peor momento de la semana. Los lunes eran un alivio. Me vi en ese escritor, tanto por su falta de talento como por su buscada soledad. Él no se abrió un Facebook (aún no existía), pero yo me hice un Twitter. Y a través de él, interactué con otros humanos. Hipocondriaco como soy, una noche, solo en casa, pensé que moría. En vez de llamar a mi madre, o a urgencias, mandé un privado por Twitter a una chica que vivía en Gijón —qué tristeza poder despedirse del mundo en menos de 140 caracteres—. Desperté intacto y le volví a escribir disculpándome. “Para eso estamos los amigos”, respondió.

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Sobre la firma

Xavi Sancho
Forma parte del equipo de El País Semanal. Antes fue redactor jefe de Icon. Cursó Ciencias de la Información en la Universitat Autónoma de Barcelona.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_