Una mujer al frente de la ONU

Naciones Unidas dio un paso importante en 2010 al crear ONU Mujeres, una entidad de la organización destinada a la urgente misión de velar por la igualdad y por el incremento de poder de la mujer en un mundo que mantiene importantes desigualdades salariales, de derechos y de oportunidades. La chilena Michelle Bachelet fue su primera presidenta y dio impulso a una causa que ya forma parte, o debería, de todas las agendas comprometidas con el presente.

Ahora, el Consejo de Seguridad de la ONU tiene la oportunidad de visibilizar su opción por esta causa y trasladar sus principios a hechos, al menos como símbolo de una nueva época. Bajo el liderazgo de Colombia, 56 países promueven la iniciativa de que sea una mujer quien sustituya a Ban Ki Moon a finales de 2016 al frente de la Secretaría General de la organización. Conseguirlo sería una conquista oportuna y necesaria.

Que una mujer se convierta en secretaria general no supondrá la solución automática de las discriminaciones en el mundo, pero puede convertirse en un paso trascendental hacia una normalización progresiva. En una época en el que Hillary Clinton podría ser la primera presidenta de Estados Unidos, en el que mujeres como Angela Merkel, Dilma Rousseff, la propia Michelle Bachelet y Christine Lagarde lideran Gobiernos o instituciones muy significativas, es hora de que la organización que aúna a todos los países del mundo demuestre que está a la altura de los tiempos.

Después de sumar ocho secretarios generales en 70 años de historia y en un momento en que la conciencia y los símbolos juegan un papel de mayor consenso frente a los debates de cuotas, la ONU tiene la oportunidad de señalar el camino deseable. Tal vez llegue un tiempo en que esto no sea noticia, ni motivo de una movilización como la liderada por Colombia. Pero ahora mismo todavía lo es.