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madres, padres e hijos

¡Suelta el teléfono móvil!

Aquí va un listado de lo que lo que hacemos con el iPhone mientras nuestros hijos juegan, pintan o ven la tele a mi lado:

Cecilia Jan
getty

Escena real: una niña, desde los columpios del parque: "¡Mamá!". La madre, sentada en el banco, mirando su smartphone. "¡Mamaaaaá!¡Mamaaaaaaaaá!". La madre levanta un segundo la vista. "¿Qué, hija?", dice, mientras vuelve a dirigir su mirada al teléfono. "¡Jo, mamá, deja el móvil y juega conmigo!".

¿Os suena? ¿Os pasa? Lo reconozco, a mí sí.

Muchas veces, me doy cuenta de que el rato de jugar con los niños se convierte en el rato de mirar mi móvil y de vigilarles de reojo de vez en cuando, mientras se entretienen entre ellos o solos. ¿Qué hago que sea tan importante como para no dedicarles mi atención completa?

Aquí va mi listado de lo que hago con mi iPhone mientras mis hijos juegan, pintan o ven la tele a mi lado:

Y quien dice hijos, dice también marido, que el pobre Eduardo también sufre de las conversaciones a medio atender, con un ojo en la pantalla mientras le contesto "Ajá. Mmmmmmmm. ¿Y cómo dices que te ha ido el día?". O mi madre, que quizás por ser de una generación menos digital, no entiende qué miramos mi hermano y yo con tanto interés en la pantallita cada vez que estamos de visita.

Cuando ya tenía parte del artículo escrito, me llegó este otro de Jennifer Hicks publicado hace unos días en el Huffington Post, 'Querida mamá con iPhone: lo estás haciendo bien'. Es un alegato precisamente a favor de madres en mi situación, ampliamente compartido en redes sociales. "No te voy a juzgar. No te conozco. No conozco tu historia. Pero sé que no es necesario que supervises cada salto, brinco, giro, pirueta, balanceo, mordisco, canción, baile, pestañeo o respiración para ser una buena madre. (...) Hay muchas cosas que ocurren en nuestra vida fuera de la crianza que no podemos descuidar". Y acaba con un "Haz lo que tengas que hacer, lo cual a veces implicará tomarte un tiempo para ti misma, aunque solo sea para mirar Facebook mientras tu hijo corretea jugando por el parque".

Aunque entiendo su punto de vista, no me convence. Porque una cosa es buscar tu propio espacio, aficiones, desconectar, algo totalmente sano y recomendable. Y otra, transmitir a tus hijos la sensación de que, en el tiempo que pasan contigo, hay siempre algo más importante para ti, que tienen que competir con un pequeño aparato por tu atención. Y además, ¿qué ejemplo les estamos dando? ¿Con qué autoridad moral les decimos luego que no jueguen tanto a la tableta, vean tanta tele, o, cuando sean adolescentes con su propio móvil, que lo dejen para charlar contigo?

Así que me propongo desintoxicarme del móvil, por lo menos durante el tiempo que esté con mi familia. Dejarlo en la encimera de la cocina cuando entre en casa, y no atenderlo más que si suena una llamada, o comprobar si hay algún WhatsApp o mensaje de cierta urgencia cuando esté de paso, y nunca mientras esté con los niños. No bajarlo, o no sacarlo del bolso en el parque. Por supuesto, ni mirarlo en comidas o cenas. Este verano ya he practicado y he comprobado que no ha sido tan terrible. Fui capaz de dejarlo en casa para bajar a la playa (el miedo a que me lo robaran y el que se me acabaran los gigas para navegar contribuyeron bastante). Y los tres últimos días, he bajado con los niños a los columpios sin él. Y oye, ¡no me han dado temblores ni nada!

Por si necesitáis más argumentos, tenéis a lo largo de este artículo un par de vídeos que por lo menos mueven a la reflexión. Y en el siguiente artículo, Ángela Fúnez, especialista del Banco Interamericano de Desarrollo, os contará con argumentos científicos los efectos dañinos de la adicción al móvil de los padres en los niños.

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Sobre la firma

Cecilia Jan
Periodista de EL PAÍS desde 2004, ahora en Planeta Futuro. Ha trabajado en Internacional, Portada, Sociedad y Edición, y escrito de literatura infantil y juvenil. Creó el blog De Mamas & De Papas (M&P) y es autora de 'Cosas que nadie te contó antes de tener hijos' (Planeta). Licenciada en Derecho y Empresariales y máster UAM/EL PAÍS.

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