Fútbol y azar incentivado

El  acento es, como saben, un breve comentario sobre un tema de actualidad que se publica diariamente en la primera página de Opinión. Bajo el título No es cuestión de bolas calientes, sino de alcurnia, el del sábado 19 de marzo estaba dedicado al sorteo de los cuartos de final de la Champions, celebrado en la localidad suiza de Nyon el día anterior. En el artículo, firmado por Jesús Mota, redactor de Opinión, se hacía la siguiente afirmación: “A la pregunta de si el sorteo de la Champions es puro, la respuesta es no. El camino hacia la final de algunos clubes resulta empedrado con cómodos rivales chusqueros…”. Se refería fundamentalmente al Real Madrid, emparejado en el sorteo con el Wolfsburgo y, según Mota, no por una mera cuestión de suerte. “Casi desde las primeras tablillas sumerias”, escribía, “se sabe que el azar existe pero puede ser incentivado por procedimientos mecánicos, físicos, metafísicos o mesméricos. De eso vivieron los casinos de Bugsy Siegel y las loterías amañadas por la mafia (y no sólo estadounidense)”.

El artículo provocó numerosas protestas. “¿Es lógico y ecuánime que insinúe, sin ningún dato, que el sorteo ha sido manipulado a favor del Real Madrid?”, se preguntaba en su correo Juan Sisinio Pérez Garzón, suscriptor del periódico. Pedro Luis Egea Vega calificaba el artículo de “lamentable panfleto”. Un lector de El Puerto de Santa María (Cádiz), Carlos Matallanas, periodista y “hombre de fútbol”, me mandó un largo mensaje en el que decía: “Pido el amparo de la defensora del lector para que las especulaciones de taberna, que no son admisibles en ningún medio que pretenda tener rigor, no vuelvan a ELPAÍS”. Matallanas añadía: “Especular con que los sorteos son preparados no compromete a nadie en una tertulia privada, pero hacerlo desde un editorial de un medio de tanta importancia es una temeridad además de que contraviene todos los manuales de buena praxis periodística. Como lector habitual sé que El acento tiene siempre una mirada más distendida en su análisis, pero ni por ahí se explica el texto de Mota”. A juicio de este lector, “si el periodista o el medio notan que hay un rumor popular que intuye que hay algo raro, lo que deben hacer es investigarlo en silencio, que ese es el principal motivo de la existencia del periodismo. Y una vez demostrado algo, publicarlo”.

La misma queja planteaba Félix Rodríguez. Y Juan Ignacio Martínez Pastor escribía: “A los lectores nos gustaría que Mota demostrara tal afirmación con pruebas”.

Jesús Mota me ha enviado un correo en el que explica lo siguiente: “El acento no es una información; por lo tanto, no hay nada que “contrastar”. Es un comentario que, hasta ahora, admitía algún tipo de ironía y que pretendía reflejar la sorna general con que se recibió el sorteo. Al parecer, eso tampoco es posible. El Acento mencionado no sostiene que el sorteo de la Champions “no es trigo limpio”, aunque es evidente que se ha entendido así, sino que “está orientado”, de la misma forma que se orientan los sorteos en los que se adjudican ‘cabezas de serie’ de forma que los equipos o deportistas destacados no compitan entre sí y se deprecie la competición (en términos económicos y deportivos)".

No dudo de que Mota pretendiera ironizar sobre la suerte del Real Madrid, suerte similar a la del Barça en los últimos 10 sorteos de cuartos de final de la Champions, según informaba ese día la sección Deportes. Sin embargo, sólo puede tomarse como una acusación su afirmación de que los sorteos de la Champions no son “puros” o están “orientados”, como aclara en su mensaje, porque sería un escándalo que así fuera. El fútbol no se rige por las normas del tenis, donde se adjudican, efectivamente, ‘cabezas de serie’ para evitar que compitan entre sí en las primeras rondas de los torneos los mejor clasificados. Y aunque El acento es un comentario, no caben en él acusaciones sin pruebas. El propio Mota criticaba hace unos días en otro Acento -y con toda razón- a la exministra francesa Roselyne Bachelot, por acusar a Rafael Nadal de doparse sobre la base de meros rumores. Salvando las distancias entre la UEFA, el Real Madrid y Nadal, la exigencia de no acusar sin pruebas es la misma en todos los casos.