A sus pies
Son variadas las mejoras que experimentan los chicos cuando sus plantas entran en contacto directo con el suelo
Lo decimos nada más llegar a casa: "Ponte las zapatillas". Es una cosa que he oído de pequeño cientos de veces: "No andes descalzo". Evidentemente, no les dejamos salir a la calle sin algo en los pies. Y sin embargo, para muchos expertos, lo mejor sería, sobre todo para los niños pequeños, dejar sus piececillos al fresco el mayor tiempo posible (o con calcetines, si hace frío). Son variadas las mejoras que experimentan los chicos cuando sus plantas entran en contacto directo con el suelo. Vamos con ello.
Me sorprendió hace algún tiempo un texto titulado "Por qué ir descalzos es mejor para los niños". Siempre había oído que era muy bueno andar descalzo por la playa, pero en fin, en plan masaje, y siempre referido a adultos. En el texto, se recoge una frase de la podóloga Tracy Byrne, sobre el uso de zapatos y el desarrollo del cerebro: “Los niños pequeños mantienen más la cabeza alta cuando andan descalzos. La información que reciben del suelo les dice que hay menos necesidad de mirar hacia abajo, que es lo que los desequilibra y les hace caer al suelo”. Andar descalzo, sostiene, además de contribuir al desarrollo de los músculos y ligamentos del pie, aumenta la fuerza del arco, mejora la propriocepción (nuestra capacidad de saber dónde estamos en relación con el espacio que nos rodea) y contribuye a mejorar la postura. Casi nada.
Otro personaje citado en el texto, esta vez una especie de gurú del nudismo podal, profesor de una técnica física, la Alexander Technique, para mejorar nuestra salud reformulando la forma en que nos movemos, recuerda que "el calzado se inventó para proteger las plantas de los pies cuando fuera necesario, y solo de forma temporal". Se olvida, creo, del tema del abrigo, pero bueno.
En fin, lo que vienen a decir es que:
1.- Poner zapatos a un niño que aún no anda es, además de un despilfarro, una forma de perjudicarle.
2.- Que para un niño que comienza a dar sus primeros pasos, lo mejor sería que fuera descalzo, al menos allí donde sea posible. Donde no, pasamos al 3.
3.- Poner a los críos, donde no puedan ir descalzos, zapatos anchos, con sitio suficiente para los dedos y muy flexibles.
El pie del recién nacido es un conjunto cartilaginoso que, con el tiempo, alrededor de los veinte años, queda completamente desarrollado con 28 huesos. Para que el desarrollo sea sano, el pie no debe estar constreñido en un zapato, que lo puede deformar, sino tener espacio y flexibilidad. En este punto, la podóloga denuncia que la mayoría de los zapatos infantiles "debería llevar una advertencia sanitaria del Gobierno", como el tabaco. Son demasiado "rígidos, sin flexibilidad en la suela y con el talón demasiado alto".
Acudo al Colegio de Podólogos de Madrid. Contesta a mis preguntas, vía correo electrónico, Francisco Matías Martín. "Antes de los primeros pasos, no procede ningún tipo de calzado, salvo que lo hagamos por motivos de abrigo". Claro, conciso y correcto. Check.
Matías no llega a hacer una recomendación sobre tipos de calzado al dar los primeros pasos - "el pie de cada niño debe tener su zapato, es decir, conviene estudiar el pie"-, pero sí apunta unas "condiciones de carácter universal basadas en elementales requerimientos anatomo-fisiológicos": "suela de cuero o similar flexible, que se doble al caminar, horma lo suficientemente ancha que permita libertad de movimientos, principalmente de los dedos, utilizando materiales suaves y flexibles, vigilando -mucho- para que no se les queden cortos. contrafuerte lo suficientemente rígido para sujetar el talón". Una advertencia que me escribe en mayúscula: "NUNCA, NUNCA, NUNCA comprar zapatos que tengan ningún tipo de corrección estándar" (plantillas ergonómicas, etc.). Para ello, acudir al podólogo. "En la mayoría de los casos el niño viene al mundo con los pies sanos. Muchas de las malformaciones de los pies son provocadas por un calzado inadecuado", sentencia.
Ni se apunta ni descarta la apología del descalcismo. Cree que, efectivamente, hay que "educar" el pie del niño, pero se inclina más por "terrenos irregulares para potenciar el tejido musculo-ligamentoso, como el césped o la playa". En cambio, no cree que ayude demasiado que los niños caminen descalzos por la casa o terrenos urbanos. Eso sí, desde su perspectiva de "modesto podólogo", me cuenta una anécdota. En una conversación con el "antiguo alcalde de Madrid", le comentó que, si él fuera el alcalde "convertiría las aceras en RURALES Y URBANAS". A buen entendedor...
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