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Blogs / Cultura
Del tirador a la ciudad
Coordinado por Anatxu Zabalbeascoa

Diseño español para poner al día un clásico mexicano

Anatxu Zabalbeascoa

FOTO: Jaime Navarro

¿Cómo hablar de tradición, historia y legado en ciudades cuyos comercios de lujo evitan el centro histórico de la ciudad? ¿Cómo comunicar modernidad rodeado de joyas de oro y plata? La tarea encomendada al estudio de diseño valenciano Culdesac era peliaguda. Se trataba de actualizar una marca mexicana de lujo legendaria para “reposicionarla” –explican los diseñadores- en el mercado local, donde es sólida, y para iniciar su despegue internacional.

Alberto Martínez, uno de los fundadores de Culdesac, asegura que muy pronto entendieron que para ser global debían trabajar la esencia local. Y eso hicieron: desnudaron las joyas y les construyeron un espacio monumental donde la iluminación “las haría levitar” visualmente. ¿Cómo conseguir monumentalidad en un edificio a pie de calzada? No tanto por la arquitectura –un espacio cúbico anodino- como por la escala y los acabados del interior de ese cubo.

Son los cinco metros de altura los que confieren solemnidad a este espacio. En ese interior, es también el tacto de la madera de roble y el bronce envejecido sumados a las sombras y las luces de una celosía metálica que organiza el espacio, lo que remite a la sutileza y al trabajo artesano de los orfebres de la marca.

“Respetar el brillo de la plata no es tarea fácil”. Lo dijo Nino Bauti, director creativo de la firma mexicana Tane, la empresa con 70 años de historia convertida en un símbolo del lujo con brillo pero también con tradición. Puede que Bauti hablara de iluminación, de brillos que desorientan, de reflejos que tergiversan. Todo eso dificulta la construcción de un marco que hable de esa memoria desde la calidad de los propios materiales, desde el esmero de los acabados, desde la sobriedad de la exposición.

El comercio minorista parece un asunto exclusivamente de interiorismo. No lo es. Que el acceso a las tiendas de las grandes marcas se haga en coche, y no paseando por el centro, altera la manera de mostrar el producto, el tamaño de los escaparates y la fuerza y la dirección de los contrastes expositivos. En la periferia de las macro-ciudades se da esa paradoja, lo menor, los detalles que construyen un interior debe ponerse de acuerdo con lo mayor, los escaparates que comunican ese espacio y anuncian la mercancía que se vende. Conseguir que esas dos escalas se den la mano fue el reto de Culdesac. La manera de abordarlo consistió en trabajar el color rojo de la marca con el espesor de un muro. Como en la tradición mexicana. 

 Precio por metro cuadrado, según diseñadores: 4.040 euros

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