Menos presión social
La caída de los desahucios refleja los efectos del final del ajuste privado
El retorno a la senda del crecimiento (3,2% en 2015) ha generado una descompresión en ámbitos muy concretos de la sociedad española. Las rentas salariales siguen deprimidas y la correción al alza será mínima en 2016; el riesgo de pobreza es superior al de otros países centrales de Europa. Pero está descendiendo el número de desahucios (técnicamente, los lanzamientos,el paso previo al desahucio, han caído el 1,1%), los concursos de acreedores y las demandas por despido. Evaluar estos resultados es tarea más compleja que sumarse al optimismo por otra evolución favorable de los parámetros económicos.
Las estadísticas de desahucios, concursos y despidos reflejan una desaceleración lógica de los conflictos judiciales asociados a un empeoramiento de las condiciones económicas. Una vez realizado el ajuste de empleo, las empresas ya no necesitan recurrir a nuevos recortes; pero eso no mejora la situación de los parados de larga duración, por ejemplo. Hay menos desahucios, probablemente también porque las entidades bancarias han entendido que el coste público de una expulsión es superior al beneficio que se obtiene con refinanciación o renegociación.
La presión económica sobre el cuerpo social disminuye; la evolución es satisfactoria. Se trata de una mejora coherente con la fase de crecimiento, pero que informa poco sobre la situación real del conjunto de las familias y de los asalariados. La caída del PIB implica que la situación anterior a la crisis de 2008 requerirá un plazo de tiempo superior al que han necesitado otros países europeos. Por otra parte, para recuperar estabilidad social sería necesario compensar la caída del empleo y de las rentas con programas de apoyo. Sin ir más lejos, recuperando tasas razonables de cobertura del desempleo, deteriorada durante los últimos años debido a las políticas de ajuste poco discriminado.
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