Gorilas en arco

¡Qué divertido es pasearse por Arco! Como aquí todo es muy performativo, escojo un modelito convenientemente arty, es decir, negro, combinado con lentejuelas antiesnobs y melena salvaje. Deambulo cual perceptiva amateur dispuesta a gozar del impulso creativo potencialmente más transgresor de nuestra sociedad, el arte, cuando, oh sorpresa, me llega un whatsapp sobre el National Museum of Women of the Arts (NMWA) de Washington. Vaya rollo, pienso, sólo mujeres, ¡con lo que me gustan a mí los hombres! Leo: “Para corregir el desequilibrio de género, el NMWA reconoce la creatividad de las contribuciones de las mujeres de todos los periodos, etnias y nacionalidades, cuya obra exhibe, preserva, adquiere, investiga y promueve”. ¿Todavía estamos así? Si el arte refleja la realidad social, pero neglige a las mujeres, ¿qué nos dice de nuestra cultura? ¿Si los criterios económicos de los coleccionistas deciden el valor de los artistas, estamos haciendo historia del arte o del poder?

Un tam-tam resuena en mi selva interior. ¡Es la llamada de las Guerrilla Girls! Desde el año 1985, estas artistas-activistas protegidas con máscaras de gorila (en inglés suena como guerrilla) gruñen provocadoramente: “¿Tienen que estar desnudas las mujeres para entrar en el museo? Menos del 4% de las artistas en las secciones de arte moderno son mujeres, pero el 76% de los desnudos son femeninos”. Según la asociación española Mujeres en las Artes Audiovisuales (MAV), el 77% de los artistas en la Feria Internacional de Arte Contemporáneo del año 2015 eran hombres; entre los españoles, 22% hombres, 6% mujeres. En España, las mujeres constituyen un 65% del alumnado de Historia del Arte o Bellas Artes, pero sólo un 30% son miembros de jurados y un 27% de ellas son premiadas; son el 81% de las conservadoras, pero sólo ocupan el 22% de los puestos de dirección. Los datos erizan mi melena. Susan Fisher Sterling, directora del NMWA, describe la desigualdad como un elefante en una habitación, grande e invisible. ¡Qué trompazo tan bestial!

Cuando ya no sé si estoy en una feria de arte, un zoológico o una jungla, escucho un rugido allende el Retiro. Es La gran odalisca de Jean-Auguste-Dominique Ingres aburriéndose en el Museo del Prado. Esa preciosidad mundial, modelo del coqueteo, está harta. ¡Datos, fieras, acción! Contra la discriminación, humor subversivo y catálisis innovadora. Evacuen la zona de confort. Ni la mismísima Odalisca está guapa cuando se enfada. Nuestra rabia no puede ser infantilizada. ¡Vaya hombre! Otro día que no ligo. Lo que os estáis perdiendo, tíos…

Twitter: @patriciasoley