¿Política? No con mi música
Adele y Steven Tyler vetan a Donald Trump; Ronald Reagan recurrió por error a Springsteen, y Aguirre usó ‘Color esperanza’
Barack Obama confía en que el pueblo norteamericano será precavido y no dará la oportunidad al precandidato republicano Donald Trump de ser presidente. “Es un trabajo serio, no un reality show”, apuntaba Obama. El polémico magnate ha encontrado oposición en otros sectores al margen de la política, entre ellos el de la música. Adele puso el veto a Trump tras conocer que en un acto en Oklahoma utilizó su canción Rolling in the Deep sin su permiso. No era la primera vez que empleaba su música. En Ohio había sonado Skyfall, la banda sonora del mismo título para la saga de James Bond. La cantante que ha batido récords con su disco 25 no quiere que se le vincule a ninguna campaña política. Ya en 2011 expresó ese deseo.
El año pasado Steven Tyler del grupo Aerosmith envió una carta a través de sus abogados a Trump para que Dream on no sonase en sus mítines. Michael Stipe de R.E.M. fue todavía más tajante: “No usen mi música o mi voz para esta farsa y estúpida campaña”. En el evento del Tea Party tronó The End of the World as we Know it sin consulta previa, y Stipe tildó de payaso a Trump, quien provocó la ira de un músico comprometido en diversas causas. “Recordemos que hay asuntos más importantes en juego”, apuntó el cantante.
Ya en 1984 se produjo otro lance muy publicitado. Ronald Reagan se sirvió de Born in the U.S.A. de Bruce Springsteen, en clave patriota. Como otros tantos, Reagan no entendió el mensaje, se quedó con la forma y no con el contenido de la canción. “El futuro de Estados Unidos reside en miles de sueños dentro de vuestros corazones, reside en el mensaje de esperanza que transmiten las canciones que tantos jóvenes estadounidenses admiran: las canciones del artista de Nueva Jersey, Bruce Springsteen. Y mi trabajo consiste en ayudaros a que esos sueños se hagan realidad”, apuntaba. Sin embargo, ese no era el objetivo de la canción, él quería reivindicar la cara más pobre y esencial de la gente frente a los valores conservadores. La instantánea de portada, obra de la fotógrafa Annie Leibovitz, invitaba a la confusión: la bandera americana de fondo y una gorra de béisbol que asomaba del bolsillo trasero de sus pantalones vaqueros.
En 1996, Bob Dole aumentó las quejas del artista, porque el republicano también había escogido ese tema. En cambio, cuando John F. Kennedy usó High Hopes de Frank Sinatra en 1960 a su conveniencia no hubo reacciones en contra, tampoco con George McGovern a propósito de Bridge over Trouble Water de Simon & Garfunkel en 1972, y ni siquiera existió el debate con una pieza de la banda sonora de Rocky escrita por Bill Conti, como sintonía elegida por Walter Mondale en 1984 para convencer a los votantes.
De Amaral a Macaco
En España la banda barcelonesa Sidonie lanzó un comunicado protestando por la utilización de su azaroso himno Estáis aquí. “No sabemos que opinaría Freddie Mercury si hubiese visto bailar Don´t Stop Me Now a Miquel Iceta, pero a nosotros no nos hace ninguna gracia que un partido político, sea cuál sea, use una canción nuestra, y menos todavía que no nos lo hayan consultado”, decían.
Una cita de Sin ti no soy nada de Amaral generó malestar a sus creadores, Alfredo Pérez Rubalcaba apelara a la canción en el Congreso. Otro punto para la controversia fue el uso de Seguiremos de Macaco. En principio la canción estaba concebida para el Hospital Sant Joan de Déu como apoyo a la lucha contra el cáncer infantil. “Me insultan a mí y a todos los que luchamos por una sanidad pública digna intentando unir emociones”, advertía Macaco después de que el PP usara el tema sin consultar.
El grupo portorriqueño Calle 13 también protestó cuando el venezolano Manuel Rosales, rival de Hugo Chávez, usó Atrévete Te Te en su campaña. Más paradójico el caso de Diego Torres y su exitosa Color esperanza. Él nunca se manifestó, pero su canción es un recurso en Argentina para apoyar actos electorales. A Esperanza Aguirre también le gustó la canción y la usó.
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