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Porque lo digo yo
Columna
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Gafes y goles

Digamos que sus iniciales son A.R. Digamos que juega en el Arsenal. Y digamos que cada vez que este señor mete un balón en la portería, y según las creencias de cada cual, el alma de un famoso sube al cielo

El jugador de fútbol, Aaron Ramsey.
El jugador de fútbol, Aaron Ramsey.John Sibley (REUTERS)

Como si se tratara de aquel famoso cantante gafe cuyo nombre nadie quería pronunciar, hay un futbolista al que le están colgando el sambenito de cargarse a un famoso cada vez que marca un gol. De hecho, casi no me atrevo ni a escribir su nombre. Digamos que sus iniciales son A.R. Digamos que juega en el Arsenal. Y digamos que, según los fans de la Bruja Lola, Aramís Fuster y los programas tipo Cuarto Milenio, desde 2009, cada vez que este señor mete un balón en la portería, y según las creencias de cada cual, el alma de un famoso sube al cielo.

Chabela Vargas, Whitney Houston, Paul Walker, Steve Jobs, Gadafi e incluso Osama Bin Laden habrían sido víctimas de la maldición de Ramsey. Perdón...se me ha escapado. En opinión de quienes difunden estas patrañas, los efectos de sus botas serían más letales que el alcohol, las drogas, la velocidad excesiva, el cáncer e incluso los servicios secretos internacionales.

Esta semana, al pobre Ramsey le han colocado dos nuevos tantos: David Bowie y el actor Alan Rickman — el profesor Snape de Harry Potter—. Un gol contra el Sunderland por Bowie. Y para el pobre Alan Rickman, un gol en la portería del Liverpool.

Como toda teoría absurda resulta fácil de desmontar, más teniendo en cuenta cuan perjudicial resulta colgarle a alguien el cartel de gafe. Ramsey, defiéndete; me he entretenido en buscar las fechas de las muertes de otras celebrities como Bobby Cristina Brown o Laura Antonelli, y me temo que te están colgando unos muertos que no son tuyos.

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