Lucerna lamenta la muerte de Pierre Boulez
El compositor y director de orquesta fue pieza clave en su festival de música clásica
Suiza es un territorio privilegiado para la difusión de las artes. Aparte de infinidad de museos, tienen aquí su cuartel general el Montreux Jazz Festival, Art Basel (la mayor feria artística del planeta) o el Festival de Cine de Locarno. Pero la música clásica goza de especial atención. En este apartado brilla con luz propia el Festival de Lucerna, fundado por Arturo Toscanini en 1938, en la que fuera villa de Richard Wagner.
Lucerna es la cita cumbre de las mejores falanges sinfónicas y los solistas más destacados, solo comparable a nivel internacional con el Festival de Salzburgo. Pero lo que hizo único al Festival de Lucerna fue el milagro que logró reunir a dos de los mayores músicos de la segunda mitad del siglo XX: el director Claudio Abbado (1933-2014) y el compositor y director de orquesta francés Pierre Boulez. Ambos atraídos por un festival que daba carta blanca a sus ambiciones creativas gracias a unos (casi) infinitos recursos financieros.
Boulez falleció la semana pasada a los 90 años, y su desaparición fue lamentada de forma unánime. Pero su muerte no solo marca el fin de una época para la música europea, sino que también afecta al festival dirigido por el cerebral Michael Haefliger. Mientras que Abbado dio forma a la soberbia Lucerne Festival Orchestra, Boulez formó en la Lucerne Festival Academy nuevas generaciones de músicos, como Pablo Heras-Casado (Granada, 1977), discípulo dilecto del francés y nueva estrella de la batuta.
Pero el gran desafío al que se enfrenta esta cita suiza es cómo reemplazar a estos dos colosos: Boulez y Abbado. Y es que no abundan hoy los artistas capaces de ser locomotoras de un proyecto cultural de coste multimillonario, capaces de atraer por igual a los vitales sponsors (en un país poco dado a subvencionar la cultura con dinero público) y a los mejores artistas. Cabe imaginar que todos los ojos del mundillo cultural estarán en los próximos tiempos sobre Michael Haefliger. Su tarea, sin duda, no será fácil.
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