Ausencias forzadas en el debate de EL PAÍS
El debate de EL PAÍS consolida las opciones de cambio el 20-D. Este era el titular de portada del martes, - nada menos que a cinco columnas-, con el que este diario resumía el debate celebrado la víspera con los líderes de PSOE, Podemos y Ciudadanos y del que se desmarcó, voluntariamente, el candidato del PP a la presidencia del Gobierno y todavía inquilino de La Moncloa, Mariano Rajoy. La información sobre tan importante evento se desarrollaba en diez páginas interiores. En ninguna se abordaba, sin embargo, la cuestión que me han planteado varios lectores: ¿Por qué no se invitó a dos partidos de ámbito nacional, y con representación parlamentaria, como es el caso de Izquierda Unida y UPyD?.
Uno de los correos, que me llegó el mismo martes, lo firmaba Ana Gómez, lectora de Santander, que comenzaba señalando lo siguiente:
Me ha sorprendido desagradablemente la propaganda de PRISA y EL PAÍS en la edición impresa de hoy. A toda página en primera plana para más inri. Y afirmar que ganó el debate es una autoalabanza que sobra de todas todas. En cuanto a los espectadores, no creo que sea significativo si había que seguirlo por internet y en televisión lo emitieron dos cadenas conservadoras. Esperaba que ese periódico fuera más informativo y menos partidista y comercial..
La señora Gómez se quejaba además de la ausencia en dicho debate de uno de los dos partidos aludidos. Me ha parecido injusto que se excluyera a IU, máxime cuando es fuerza parlamentaria, decía en su mensaje. José Luis Sánchez se suma a la protesta. Me dirijo a ustedes como suscriptor de este periódico para expresar mi indignidad por su propuesta de debates a cuatro, aunque al final solo sean tres..", escribe en su correo.
"Yo, que creía que EL PAÍS era el periódico más democrático de todos y es mentira. ¿Por qué dejan fuera a Alberto Garzón y a Unidad Popular? Que yo sepa es la tercera fuerza actual en el Parlamento Español. En la próxima renovación de suscripción no cuenten conmigo.
Días antes, había recibido de otro lector, Juan Carlos Recio, el siguiente mensaje:
Cuando supe que EL PAÍS iba a organizar un debate, pensé que era una gran idea; mayor pluralidad, no oír otra vez a los de siempre, algo de debate 'de verdad', etcétera. Cuál no sería mi sorpresa cuando comprobé que se nos planteaba un debate sesgado en el que no íbamos a tener la oportunidad de escuchar las opiniones de IU ni de UPyD (siendo partidos de ámbito de todo el territorio y con representación parlamentaria desde las últimas elecciones generales). ¿Cómo era posible que EL PAÍS, al que llevo suscrito muchos años, hurtara a los potenciales votantes las opiniones de estas dos fuerzas políticas? ¿Dónde estaba la pluralidad a la hora de presentar las distintas alternativas políticas de un periódico como el mío?, ¿Por qué no he oído a nadie del periódico comentar nada de este tema de 'desigualdad' de oportunidades?... Lamentable oportunidad, desaprovechada por parte del periódico, de dar voz a todos los que en democracia, y antes de unas elecciones decisivas, deben tener las mismas posibilidades de ser escuchados.
No todo han sido quejas. María Aller, de Madrid, se mostraba muy satisfecha. Magnífico el debate electoral, una muy buena iniciativa. Pero mi elogio se centra en el enorme ejercicio de dignidad periodística que supone no haber permitido que el candidato Rajoy fuera sustituido por su número dos.
He pedido al director adjunto, David Alandete, que responda a los lectores. Esta es su respuesta:
Para la organización del debate EL PAÍS invitó a los cabezas de cartel de las formaciones a las que las encuestas de Metroscopia han dado como posibles ganadoras en los sondeos publicados en el pasado año. En enero, esos sondeos daban como ganador a Podemos. Recientemente se ha registrado un triple empate entre PP, PSOE y Ciudadanos, con una gran volatilidad del voto debido a un considerable número de indecisos. A Izquierda Unida y UPyD esas encuestas apenas les conceden representación. Por eso, EL PAÍS invitó a Mariano Rajoy, Pedro Sánchez, Albert Rivera y Pablo Iglesias. El primero declinó la invitación por motivos de agenda, pero después de conocer la fecha y hora del debate decidió conceder una entrevista en directo a Tele 5 y ofreció la posibilidad de que le sustituyera su número dos, la vicepresidenta Soraya Sáenz de Santamaría. EL PAÍS no aceptó esta sustitución porque uno de los criterios principales era que sólo participaran los cabezas de cartel.
Es obvio que EL PAÍS, como empresa privada que organiza un debate en vísperas del inicio de la campaña electoral, está en su derecho de aplicar su propio criterio y de invitar a los candidatos que considere oportuno. No obstante, comprendo la decepción de los lectores porque hubiera sido de enorme interés la inclusión en el debate del 30 de noviembre de los líderes de IU y de UPy D, partidos que presentan considerables similitudes ideológicas con Podemos en el primer caso y con Ciudadanos en el segundo, o, por lo menos, ofrecen soluciones políticas bastante parecidas a algunos problemas de la sociedad española.
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