Confrontación, crispación y distancia ideológica. La parrilla radiofónica y televisiva no se explica sin tertulias. El público las demanda y son menos costosas de producir. La aparición de nuevos partidos y la crisis han revitalizado el reino de la ‘todología’. Más allá de la coyuntura, la proximidad de las elecciones ha convertido estos espacios en un terreno decisivo para trasladar mensajes a los votantes y para ejercer presiones. Esta es la visión en primera persona de uno de sus protagonistas.
Plató de 'Al rojo vivo', en La Sexta.James RajotteAlbert Castillón, en una charla distendida con Susanna Griso y Jordi Évole. En las tertulias se pelea dialécticamente, pero también se desdramatiza.James RajotteControl central de 'Espejo público' (Antena 3), dirigido por Belén García. En sus manos también estuvo 'La noria' (Telecinco), que alcanzó cuotas de 'share' del 20%.James RajotteSoraya Sáenz de Santamaría, en el estudio central de la Cope como invitada de 'La linterna'.James RajotteFrancisco Marhuenda, director de 'La Razón' (abajo, a la izquierda), es el tertuliano por antonomasia, presente en diversos platós y emisoras, como Onda Cero.James RajotteLa tensión de la política se alivia con otras posibilidades. Marc Giró habla del corazón.James RajottePlató de 'Más vale tarde', en La Sexta.James Rajotte¿Puede hacerse una tertulia sin crispación ni refriega verbal? Carles Francino lo demuestra todas las tardes en 'La ventana' (cadena SER).James Rajotte