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El Justin Bieber menos conocido

Detrás de la imagen de joven caprichoso del cantante se esconde un profesional concienzudo que ha encontrado un nuevo filón en la música electrónica

Fernando Navarro
Justin Bieber en Madrid.
Justin Bieber en Madrid.GTRESONLINE

Tal vez tenga mucho de adolescente caprichoso pero Justin Bieber también ha demostrado recientemente que tiene bastante de artista listo. Más allá del ruido que generan sus actos menos previsibles y absurdos, como abandonar una entrevista en directo en la radio, bajo el argumento de ir al baño, o suspender un concierto, tras cantar solo una canción porque se siente molesto cuando una parte del público derrama un extraño líquido sobre el escenario, la estrella del pop puede presumir de ser uno de los protagonistas musicales de este año.

Se hace difícil medirlo entre tanta marabunta mediática con este chaval que tiene una legión mundial de concienzudos y entregados fans que se hacen llamar beliebers -la palabra es el resultado de la unión de Bieber y believe (creer en inglés)- y, con más de 68 millones de seguidores solo en Twitter, tiene más influencia en las redes sociales que Barack Obama o el Dalái Lama, según un estudio publicado por The Observer. Pero, detrás de esta rimbombante fachada de ídolo juvenil, el músico ha tenido un enorme éxito en su incursión en el mundo de la electrónica de baile.

A sus 21 años, Bieber se ha visto obligado a replantarse su carrera que comenzó a los 13 años después de subir unos vídeos a Youtube, versionando con su voz acaramelada a Stevie Wonder o Chris Brown, y de que pujasen por él dos pesos pesados de la industria musical norteamericana, a los que también versionaba, como Justin Timberlake y el rapero Usher, quien finalmente consiguió hacerse con sus servicios con la ayuda de Scooter Braun, un hábil productor que gestiona en la actualidad los pasos musicales del joven cantante. En este curso, el niño pop, con cara bonita y canciones noñas de amor platónico, ha conseguido transformarse en un músico creíble y reconocido por buena parte de la crítica especializada gracias a Where are Ü Now. Algo que no sucedió de forma tan contundente con su anterior álbum Believe.

Es la canción con la que busca un antes y después en su carrera, transmutándole en otra cosa bien distinta a lo que venía siendo. Y ha llegado después de que en septiembre de 2014 Scooter Braun consiguiese una poderosa alianza en el campo de la música de baile contemporánea. Bieber firma esta pieza de cuatro minutos con Jack Ü, el dueto de djs y productores formado por Diplo y Skrillex. Ambos son dos nombres internacionales, dos fenómenos efectistas que se mueven como peces en el agua en el proceso de masificación y comercialización que tiene la música de baile. Diplo ha producido éxitos de M.I.A. o Usher y ha sido parte esencial de todo un mega hit como Lean On de Major Lazer, la composición en una línea pegadiza muy similar al tema de Bieber. Skrillex, por su parte, es algo así como un nuevo Midas de la electrónica del espectáculo, capaz de orquestar ritmos vertiginosos y expansivos ante grandes audiencias.

“Uno se siente como si estuviera en el futuro”. Es lo que dijo Diplo al escuchar la canción ya mezclada. Una canción perfecta de discoteca, que hace converger el pop comercial y la electrónica y que tiene un gancho novedoso: lo que Skrillex llamó dolphin (delfín), un sonido digital creado de un aspecto humano como la voz de Bieber, elevada unas octavas, distorsionada y ecualizada y con una brevísima reverberación. El más orgulloso con el resultado era el propio Bieber, que, sorprendido por el reconocimiento del público en el festival Billboard y de su buena acogida en el mercado, llegó a decir: “He abierto mis ojos a una nueva audiencia, a toda una nueva plataforma”.

Con Diplo y Skrillex, Bieber ha dado un cambio de timón inesperado y ha conseguido, más allá de la lluvia de galardones que cosechó en los premios MTV, que Where are Ü Now sea una de las canciones del año, compitiendo en cuanto impacto, por sus visionados y escuchas en Internet, con los estrenos de Adele o Drake. Sucede algo muy parecido con Sorry, lo último que se conoce del cantante y que también ha sido un éxito dentro de un similar concepto. Con tanta espantada, puede parecer que Bieber no sabe lo que hace, pero para lo que verdaderamente le importa, que es su carrera y su transición al mundo del pop adulto, bien sabe lo que se juega y cómo conseguirlo.

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Sobre la firma

Fernando Navarro
Redactor cultural, especializado en música. Pertenece a El País Semanal y es autor de La Ruta Norteamericana. Ejerce de crítico musical en Cadena Ser. Pasó por Efe, Abc, Ruta 66, Efe Eme y Rolling Stone. Ha escrito los libros Acordes Rotos, Martha, Maneras de vivir y Todo lo que importa sucede en las canciones. Es de Madrid.

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