Tatuajes para toda la vida (y la muerte)
Tras desarrollar con éxito una fórmula secreta de conservación, una asociación de Estados Unidos recorta la piel tatuada de personas fallecidas y la enmarca como recuerdo funerario
Si un tatuaje es para toda la vida, ¿por qué no hacer que dure también trase la muerte? La Asociación Nacional para la Conservación del Arte de la Piel, con sede en Estados Unidos, acaba de poner en marcha el servicio 'Save my Ink' (salva mi tinta) para que los amantes de los tatuajes puedan conservar su piel marcada incluso una vez fallecidos.
El proceso es sencillo. El cliente elige qué tatuajes quiere preservar (pueden estar en cualquier parte del cuerpo excepto en la cara y los genitales) y a quién se lo va a dejar en herencia. Una vez muerto, la asociación se pone en contacto con el embalsamador para que este recorte el trozo de piel donde se encuentra el tatuaje y lo envíe dentro de una caja de conservación temporal. Tras un proceso químico inventado por ellos mismos, los responsables de 'Save my Ink' enmarcan la epidermis y se la entregan a los seres queridos en un plazo de entre 3 y 6 meses.
Todo por un módico precio: 100 euros por darse de alta, más 60 euros al año de cuota de socio. Una vez muerto, la asociación usará ese dinero para pagar los gastos funerarios y de embalsamamiento. Si los beneficiarios tienen alguna duda sobre si aceptar o no la piel enmarcada, 'Save my Ink' les regala hasta 1.800 euros como incentivo.
El servicio nace sin ánimo de lucro con el objetivo de reivindicar la calidad artística de los tatuajes. La idea se le ocurrió al presidente de la asociación, Charles Hamm, tras adelgazar 45 kilos. Tenía mucha piel sobrante alrededor de la cintura, así que se hizo dos tatuajes en esa zona y le pidió a un cirujano plástico que se los recortara. "Los retiroó, el proceso de conservación al que sometimos los fragmentos funcionó y así es como empezamos", asegura orgulloso.
Para Hamm conservar trozos tatuados de piel de un cadáver es como guardar cualquier otra pieza de coleccionista: “Nunca quemarías un Picasso o cualquier otra obra de arte en la que has invertido y por la que tienes un gran amor. Tu tatuaje es arte con una historia única, solo que está hecho sobre piel en lugar de en un lienzo”.
“Nunca quemarías un Picasso. Tu tatuaje es arte con una historia única, solo que está hecho sobre piel en lugar de en un lienzo”.
La idea apenas tiene un mes pero, según aseguran sus responsables, ya han embalsamado más de 20 obras de socios recién fallecidos. Es el caso de Mark G.: aunque su cuerpo descansa bajo tierra, varios trozos tatuados de su piel decoran las casas de familiares y seres queridos. El más especial, uno en el que aparece retratado como un águila a lomos de su moto y en el que puede leerse F.T.W., las iniciales de su lema vital: Fuck The World (que le jodan al mundo). La beneficiaria, su novia Linda N., no puede sentirse más agradecida: “Estoy orgullosa de él y sé que quería dejar algo positivo al mundo. Es simplemente una forma diferente de guardar una parte de alguien que estaba muy cercano a ti”.
Amanda Anderson, ama de casa estadounidense de 25 años, también ha decidido enmarcar su piel cuando le llegue la hora. Quiere que su hijo recién nacido la recuerde a través del arte que lleva dibujado y acabar con la mala imagen que, según ella, tienen las personas tatuadas: “Esto ayudará mucho a la gente que se avergüenza de enseñar sus tatuajes en el trabajo”.
El proceso de conservación de la piel es un secreto muy bien guardado por los responsables de ‘Save my Ink’, que tardaron un año en perfeccionar la fórmula. En lugar de usar procedimientos ya empleados en la conservación de órganos o animales muertos, han desarrollado una receta propia: “Es un proceso químico y enzimático que altera la estructura química del tejido y evita permanentemente la descomposición”, explica Hamm. Según él, consiguen incluso que el tatuaje luzca más nítido y con más color que cuando el propietario estaba vivo: “Este proceso rejuvenece el arte y lo devuelve a su estado original. Si sigues los consejos de la asociación y lo mantienes lejos de la luz solar directa, la pieza debería durar para siempre”.
¿Tatuajes en museos? Pues sí
La conservación de pieles tatuadas no es nueva, pero hasta ahora solo se había hecho con fines antropológicos, no artísticos. La Wellcome Collection de Londres guarda una de las mayores muestras de tatuajes disecados del mundo, reunida en el siglo XIX por el Dr. Villete. Este cirujano trabajaba en un hospital militar y recogioó durante años las marcas de soldados muertos, algunas tan difíciles de descifrar como la que parece representar a una mujer provocaándose un aborto. El Museo Nacional de Historia Natural de Francia tiene otras 54 pieles del mismo periodo, entre las que destacan dibujos obscenos como genitales masculinos alados. En aquellos años, en Europa el tatuaje se consideraba una rareza propia de los delincuentes y se estudiaban como pruebas de la decadencia social.
Sin embargo, la iniciativa de ‘Save my Ink’ pretende fomentar su valor como obras de arte dignas de preservar. Los mejores tatuadores del mundo han seguido el camino iniciado hace años por los grafiteros y exhiben ya sus obras en museos y galeras. Otra prueba de este cambio de tendencia es el interés que ha despertado la subasta en Nueva York de una de las colecciones más importantes de diseños para tatuajes, hechos sobre papel o lienzo. El tiempo dirá si la piel enmarcada que propone ‘Save my Ink’ termina teniendo el mismo éxito.
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