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Tentaciones

Zola Jesus, reina de la oscuridad

Nika Roza Danilova vuelve tres años después a España para presentar su disco más pop

La de este mes será la tercera gira española que emprenda Zola Jesus a pesar de que cuenta con cinco discos ya. Justo cuando empezaba a ser la nueva sensación de la electrónica oscura, recaló en Barcelona y Madrid en el marco del Primavera Club 2010. Ahí ofreció unos catárticos conciertos, que llevaban al extremo su propuesta. Estaba sólo ella, deambulando por el escenario ataviada como si fuera un fantasma, y un sintetizador. Generó división de opiniones, pero la facción darks más radical ya tenía una nueva heroína. En 2012 regresó para presentar Conatus en Jazzaldia y FIB y sus recitales fueron como la noche y el día. Tocó, de hecho, a media tarde en Benicàssim, con el sol aún achicharrando y ofreciendo una música bastante más accesible de lo que nos tenía acostumbrados. Para Versions no nos visitó, y fue una verdadera pena, porque ahí reinterpretaba en clave orquestal sus hits más certeros. Cuando se salió a la venta Taiga, su último álbum hasta el momento y su acercamiento más directo al pop, a los fans se les rompió el corazón cuando anunciaba fechas y fechas y ninguna era en España. Hasta que por fin nos enteramos que volvería a Barcelona (de la mano de la promotora social Cooncert), Madrid (dentro del 981 Heritage de SON Estrella Galicia) y el BIME de Bilbao esta semana. Convertida en una de las grandes divas de la oscuridad, llamamos a Nika Roza Danilova para que nos contase qué ha ocurrido en su vida algo más de tres años después de que la viésemos por estas tierras por última vez.

Lo primero de todo es que se sorprende que una iniciativa en la que los fans tienen la palabra a la hora de traer un grupo haya tenido éxito. “No lo sabía y es maravillosa, genial”, espeta. Son tiempos en los que cada vez más las bandas hacen más partícipes al público, como el reciente caso de Beach House dejando escoger tus tres canciones favoritas que quieres que toquen en su ciudad. Sugiriéndole que estaría muy bien que interpretase Compass, Zola Jesus responde: “El problema es que hay algunas canciones que mi banda no conoce. Así que es difícil sacarse de la chistera temas para tocarlos en directo. Pero siempre tengo en cuenta las canciones que la gente quiere escuchar”. Suena a despeje en toda regla, porque si vemos sus recientes setlists, apenas los cambia.

Como comentábamos antes, hace ya más de tres años que no la vemos por España y salvo vídeos de Youtube, no tenemos ni la menor idea de si ha cambiado mucho su planteamiento. Ella dice que sí, que “mucho”. “Tengo una nueva banda, las canciones ahora suenan más cristalinas y el concepto del show también. Lo he hecho durante cuatro y cinco años así que todo cambia”. Lo que parece claro es que se ha alejado bastante de esos inicios que optaba por lo salvaje y lo crudo. Con todo, ella cree que hay elementos en común. “A ver, sigo siendo yo, así que la actuación es la misma. En cambio, todas las variables alrededor mío están más controladas, por lo que me permite desatarme más”. ¿Más loca? ¡Suena genial!

Aunque ya había algunos indicios de que Nika Roza Danilova iba a tratar esos sonidos más accesibles que se pueden oír en Taiga (de hecho, ella misma utiliza ese adjetivo), ha habido cierta sorpresa con ello. “Lo hice porque la gente no lo esperaba”, suelta riendo. “Empecé haciendo música muy difícil y muy ruidosa y creo que la única manera de progresar era hacer lo opuesto a ello. Quería experimentar con este disco y ver si podía comunicar las mismas emociones con unos medios completamente distintos”, añade. Y no le preocupa demasiado lo que puedan pensar sus primeros fans. “Hice este disco tal y como es porque lo necesitaba. No hice el álbum para complacer a mis fans, sino para complacerme a mí misma. Pero vaya, espero que les haya gustado, porque siento como es que uno de los mejores que he hecho jamás”, opina.

Zola Jesus siempre ha tenido un control creativo sobre sus producciones muy estricto. Se puede comprobar en la anterior declaración, como también en el hecho de que tardase mucho en dejarse remezclar. Claro, que luego vino David Lynch y quién le dice que no. Para Taiga cambió de sello. Pasó de Sacred Bones, que debe ser como una pequeña familia, a Mute, una discográfica con grandes ambiciones. Pero no notó ningún cambio. “Hice el disco tal cual quería, no pusieron ningún tipo de objeción. Sólo estaban ahí para sacarlo a la venta”, apunta. En unos tiempos en los que muchos artistas optan por dirigir sus propios videoclips, choca que la americana nunca lo haya hecho y haya recurrido a menudo a la ayuda de Jacqueline Castel. Hay un motivo. “Tengo unas ideas muy fuertes de lo que quiero. Pero tampoco quiero pensar que puedo dirigir un videoclip, porque para eso se tienen que tener unos conocimientos concretos del funcionamiento de este arte. Si hago algo, quiero estar al 100%. No voy a hacer un vídeo mejor que el de Jacqueline. A ella le gusta la música, así que tenemos unos ideales en común. Juntas podemos hacer algo mucho mejor que si lo hiciese yo sola”, argumenta. A tenor de los resultados, tiene razón.

Ya hace un año que Taiga salió a la venta y más allá de salir a la carretera a promocionarlo, ha habido pocas novedades musicales. Ha lanzado dos caras B, las dos muy buenas, por cierto, más videoclips y se ha dejado remezclar por la leyenda del breakcore Xanopticon. Prometió a principios de año que habría nuevo EP. Pero nada de nada. “He estado trabajando en nueva música aquí y allá, y estoy pensando en ello más últimamente, pero va a ser un proceso muy largo”, comenta. Siempre ha dicho que su modus operandi es como un péndulo así que, ¿qué esperar en el futuro? “Probablemente será algo radicalmente distinto”, suelta entre risas. Se le intenta que dé más pistas, pero fracaso absoluto.

Taiga sugiere un interesante debate por su acercamiento al pop y al R&B. Esa línea cada vez más difusa entre el mainstream y el underground. “Estoy aún tratando de entender qué está pasando en la música. El campo de juego se ha nivelado, así que es más difícil que nunca navegar filosóficamente a través de él. Pero no creo que pueda comentar sobre alguien que viaja del underground al mainstream porque es algo que cada vez ocurre más y cada camino es muy distinto. Creo que toda la música es accesible ahora. Ahora puedes ver en la misma página o en la misma pantalla a Rihanna, The Weeknd, Cabaret Voltaire o Prurient y, por ello, les vas a dar la misma importancia. Así que creo que ahora el underground forma parte del mainstream”, reflexiona.

Nika siempre ha mostrado devoción por el cine de terror. Más allá de su remix a John Carpenter y la citada remezcla que Lynch le hizo, también expresó su dolor por la reciente muerte de Wes Craven en Twitter. Así que aprovechamos para preguntarle cuáles son sus filmes preferidos. Lo tiene claro: “Martyrs, que es una cinta francés relativamente nueva. También me gusta Man Bites Dog, La Cosa… Cronenberg es mi director favorito, así que me encantan Videodrome, que tampoco es exactamente terror, o Vinieron De Dentro De…”. Sobre eso que está tan de moda de reinterpretar viejas bandas sonoras, ella se decantaría por El Reno Blanco, una peli finlandesa de 1952.“Trata de una mujer que se convierte en un reno y mata a unos cazadores. No sé si llamar a eso una película de terror, pero me encantaría hacer una banda sonora nueva de ella”, revela.

Hasta ahora ha colaborado con diferentes personas, más o menos cercanos a su espectro sonoro, como M83 u Orbital, pero su reciente trabajo con Run The Jewels para esa locura que es Meow The Jewels nos cogió a todos descolocados. “Somos amigos, así que me lo pidieron. Cuando empezaron el proyecto me preguntaron si quería participar y dije que por supuesto. Fue muy difícil, un gran desafío crear una canción a partir de sonidos de gatos”, constata. Casi todos sus sueños se han cumplido, pero siempre hay algo que le encantaría que ocurriese. ¿Por ejemplo colaborar con Venetian Snares? “¡Me encantaría!”, exclama. Hay un compositor de bandas sonoras llamado Brian Reitzell, que se encargó de la de ‘Hannibal’. Me chifló”. Y entonces servidor se excita y le recuerda esa maravillosa canción de Siouxsie que suena al final. “Sí, ¡es genial!”.

Además de grabar música y ofrecer conciertos, pocos saben que Zola Jesus también pincha. Venetian Snares y Xanopticon figuran siempre en sus sets. “Pincho material noise e industrial y algo de música neoclásica. Gente como Stockhausen y electrónica primitiva”, revela. Sobre su otra faceta, la operística (viene de ese mundo), siempre ha dejado claro que no le interesa perseguir una carrera ahí, pero sí muestra un interés por ella aún ahora. “Intento ir a la ópera, pero sólo voy a las que creo que no veré en ningún otro lugar. Cuando estuve en Nueva York fui a ver La Nariz de Shostakovich. Voy a las más raras, no las típicas”, apunta. Además de ver películas y leer, Danilova prefiere hacer cosas en el interior. “¡Muchos de mis hobbies no requieren otra gente!”, comenta entre risas a tenor de su fascinación por la naturaleza y sus paseos en el bosque. De hecho, así surgió una de sus creaciones más inesperadas: un perfume. Durante la creación de Taiga estaba en el bosque. Nevaba, había un cierto tipo de ambiente. Encendía a menudo velas, salía a pasear y empecé a utilizar mi sentido del olfato más que otras veces. Había algo extraño que conectaba la música con el olfato y pensé que si podía crear el olor del disco y hacer que al olerlo sintiese el mundo más físico y tangible todo tendría más sentido. Es una experiencia más completa”, comenta.

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