Democracia guarra
Dicen que la Red es democrática, y por eso machacaron a base de chanzas porcinas a David Cameron cuando el jueves publicó su primer tuit tras el escándalo porcinoerótico
Una de las cosas más molestas de Internet es que te pone en contacto con humanos con los que nunca hubieses tratado en la vida real, del mismo modo que la democracia te pone en manos de políticos a los que jamás votaste. Por eso deben decir que la Red es democrática, y por ambos motivos machacaron a base de chanzas porcinas a David Cameron cuando el jueves publicó su primer tuit tras el escándalo porcinoerótico. Ya saben: se supone que de joven introdujo su pene en la boca de un cochino muerto, certificando así que del cerdo se aprovecha todo.
Recordé entonces cuando fans españoles del fútbol americano se cabrearon conmigo y organizaron un Change.org para que rectificara un artículo. Rebasaron las mil firmas. El primer día contesté algunas de sus airadas réplicas en Twitter; fue la peor idea desde que Lincoln dijo: “Hoy vamos al teatro”. El segundo, admiré mi capacidad de movilización; hay que considerar que una vez organicé una fiesta por mi cumpleaños a la que no acudí ni yo. El tercero, bajé a la doctora a por Diazepam; le conté lo que pasaba, no entendió nada, pero me dio dos cajas. El cuarto, pensé que me despedían, sobre todo, cuando el jefe me dijo que “se había reído” con el artículo. El quinto, agradecí no saber conducir, porque aquello tenía ya formato de coche bomba. El sexto, no dormí. El séptimo, descansé. Una de las cosas más grandes de Internet es que te dan 10 “likes” y te crees Dios. Una de las cosas más grandes de la democracia es que te dan mayoría absoluta y te crees con derecho a introducir el pene en el agujero que más te plazca.
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