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Sordidez habanera muy de Villaronga

Además de ingeniárselas para practicar sexo todo el rato y darle al trago sin tregua, es dudoso que Henry Miller pasara hambre en París. Charles Bukowski lo tuvo más crudo en Los Ángeles, pero podía trasegar el alcohol más barato y tampoco se podía permitir ser selectivo con sus borrachas amantes y putas, fijas o pasajeras.

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