_
_
_
_
Porque lo digo yo
Columna
Artículos estrictamente de opinión que responden al estilo propio del autor. Estos textos de opinión han de basarse en datos verificados y ser respetuosos con las personas aunque se critiquen sus actos. Todas las columnas de opinión de personas ajenas a la Redacción de EL PAÍS llevarán, tras la última línea, un pie de autor —por conocido que éste sea— donde se indique el cargo, título, militancia política (en su caso) u ocupación principal, o la que esté o estuvo relacionada con el tema abordado

Modas

Industria. Industria es lo que queremos. Tejido y no de telas, sino de fábricas, de empleos e imagen. Más 'loewes' que hagan auténtica marca España

María Porcel
Diseño de Del Pozo, durante la Semana de la moda de Nueva York.
Diseño de Del Pozo, durante la Semana de la moda de Nueva York.Bebeto Matthews (AP)

Se van a hartar. La van a ver por todas partes, y de hecho ya la estarán viendo, porque este año encima ha venido con unos días previos como aperitivo. Y, si se quedan con ganas, ya tienen ahí Nueva York, Milán a la vuelta de la esquina y París justo después. Moda que no falte. También española. Llega su semana en Madrid, abrirá informativos y hasta (¿quizá?) periódicos. Pero luego, ¿qué?

¿Qué hay tras cinco días de fuegos artificiales? ¿Se esfuma la pólvora entre las colas del cibelespacio (nombre real)? ¿Se encierran creaciones y creadores hasta febrero, o hasta los Goya, con suerte? Con diseñadores ahogados en deudas y diseños oprimidos por ese qué dirán tan dominante en la calle española, poco hay que hacer. Mucho front row, mucho cóctel en Instagram, muchas futuras colaboraciones, mucho papel mojado.

Industria. Industria es lo que queremos. Tejido y no de telas, sino de fábricas, de empleos e imagen. Más loewes que hagan auténtica marca España. Más Inditex, que no es solo Zara: miren a Lefties, la expobretona, reventando ventas; a la pequeña, Bershka, haciendo deportivas con gigantes como Reebok; a Oysho, vendiendo sin parar bragas online en China. Y más: a la reina Letizia vistiendo de Mango y a las herederitas de Holanda de Pili Carrera; al gran LVMH poniéndole ojitos a El Ganso; a DelPozo triunfando en Nueva York.

Cristóbal Balenciaga fue un señor de Getaria que, hilo a hilo, vestido a vestido, se convirtió en el gran modisto de su época. Su apellido es hoy una firma que viste alfombras rojas y factura 350 millones al año. Que nadie lo borre de su cabeza cuando salude sonriente hoy, mañana, pasado, desde la pasarela.

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Sobre la firma

María Porcel
Es corresponsal en Los Ángeles (California), donde vive en y escribe sobre Hollywood y sus rutilantes estrellas. En Madrid ha coordinado la sección de Gente y Estilo de Vida. Licenciada en Periodismo y Comunicación Audiovisual, Máster de Periodismo UAM-EL PAÍS, lleva más de una década vinculada a Prisa, pasando por Cadena Ser, SModa y ElHuffPost.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_