¿Dónde quedó la esperanza?
El continente europeo afronta un dilema sin precedentes: ¿Abrimos las fronteras? Esta es una pregunta que sólo puede ser contestada desde la empatía, desde el sentimiento que se produce tras el comienzo de cada telediario. La última noticia: imagen de un niño inerte en las costas de Turquía. Piel de gallina e impotencia es lo que suscita en una fiel creyente en Europa ante la pasividad concurrente y la falta de medidas que den abrigo a nuestros semejantes. ¿Cómo una comunidad tan potente como Europa está tardando tanto en reaccionar ante tal catástrofe? Analógicamente, sí hemos sido capaces de actuar de inmediato y colectivamente ante hundimientos de Gobiernos y de bancos, de estancamientos bursátiles y epidemias mortales.— Claudia González Cobos.
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