Ajustar el trabajo a la vida
El Gobierno tiene que impulsar una reforma de los horarios laborales para aumentar la productividad y favorecer la conciliación
Una de las reformas fundamentales para aumentar la productividad de la economía española es la modificación radical de los horarios de trabajo. Esa reforma tendría dos efectos beneficiosos principales para el bienestar social. El primero sería el ya mencionado de aumentar la productividad del trabajo, porque, como han demostrado los estudios sociológicos y económicos realizados, la concentración horaria (una jornada intensiva, digamos, de 9.00 a 15.00 o a 17.00 horas) aumenta la implicación de los trabajadores, que enfocan con mayor acierto las tareas y toman decisiones más rápidas y certeras.
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La segunda gran ventaja es que un horario intensivo, próximo a los modelos laborales europeos, permitiría conciliar la vida familiar y la laboral en mejores condiciones que las actuales. Aumentaría la implicación de los cónyuges en la educación de sus hijos y así mejoraría de forma indirecta la calidad de la formación de los jóvenes. Para las empresas, significaría además una reducción significativa de los gastos.
Esta reforma no requiere complicados diseños sociales. Basta con aproximarse a modelos laborales como el sueco y favorecer, desde el Gobierno, la aplicación de jornadas únicas e intensivas. Para empezar, sería necesario volver al horario de Greenwich. La reforma de los horarios es difícil porque implica necesariamente un cambio radical de costumbres. Pero es el momento de que el Gobierno demuestre que quiere iniciarla y apoyarla.
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