La redención de Ryan Reynolds
Centrado en las “labores de padre” y a la espera de su nuevo superhéroe, el actor vive su etapa más tranquila
“No me gustaría ser joven para siempre. Se supone que tenemos que envejecer, y hacernos más sabios, tenemos que sentir el paso del tiempo y apreciarlo”, dice Ryan Reynolds, que cumplirá 39 años en octubre. Así reflexiona sobre su nueva película, Eternal, escrita por los hermanos Álex y David Pastor (Los últimos días); en la que el personaje de sir Ben Kingsley decide trasladar su mente brillante a un cuerpo más joven: el de Reynolds.
Eternal es una historia sobre segundas oportunidades, como las que vive ahora el marido de la también actriz Blake Lively. Después de una carrera algo errática, con más fracasos de taquilla y crítica que éxitos, Reynolds ha sido redimido por los fans sobre el escenario en la reciente Comic-Con: el tráiler de la película de su nuevo superhéroe, Deadpool (estreno 2016), fue uno de los más aplaudidos. Los fans fueron quienes dieron luz verde a esta película y por los que Reynolds decidió unirse a las redes sociales, “para agradecérselo y estar en contacto con ellos”. Y eso que siempre ha rechazado compartir su vida privada. “No comparto prácticamente nada en Twitter. La mayoría de las cosas que publico están ahí porque creo que son divertidas. El único tema serio sobre el que escribo es el cambio climático, porque es importante para mí”.
Así que nada de preguntas personales, repiten una y otra vez las publicistas antes de la entrevista. Reynolds, que empezó su carrera a principios de los noventa en Canadá y dio el salto a EE UU con Sabrina, la bruja adolescente, encontró la fama antes en los tabloides que por su talento como actor. Primero por su relación con otra canadiense célebre, Alanis Morissette. En 2007, poco después de que anunciaran el fin de su compromiso, Reynolds empezó a salir con Scarlett Johansson, con la que se casó en 2008. Y a pesar de mantener una relación de perfil bajo (ella es aún más protectora de su intimidad que él), eran una pareja demasiado atractiva para los medios.
Mientras la carrera de Johansson iba en ascenso, la de Reynolds se estancaba (sólo con la cinta de Rodrigo Cortés, Enterrado, logró buenas críticas). En una entrevista reciente, la actriz dio a entender que aquello fue lo que les llevó a la separación. “La interpretación es un mundo extraño para coexistir. Siempre hay una persona con más éxito”, dijo.
Poco después de su divorcio, en 2010, Reynolds empezó otra relación mediática con Blake Lively, a quien había conocido en el rodaje de Linterna verde. Se casaron en 2012 y tuvieron a su primera hija en diciembre, momento desde el que el actor ha empezado a relajarse con la prensa y en su carrera profesional. Y al final responde algunas preguntas sobre su vida más privada. “Cuando tienes una hija, llega ese momento en el que sales de ti mismo, dejas de verte a ti y a tus propias preocupaciones como algo tan importante. Es casi un alivio. Creo que es una de las razones por las que la gente tiende a tener muchos hijos”, bromea.
Después de terminar el rodaje de Deadpool en su ciudad natal, Vancouver, donde le acompañaron Lively y su hija, James, dice que ahora le tocan “labores de padre”. “Creo que nos deben preguntar más a los hombres cómo conciliamos la vida personal y profesional, porque las dos partes deberían tener la misma carga y funciones”, dice. “La clave es priorizar: mi mujer y yo no trabajamos al mismo tiempo, y eso ayuda. Si ella trabaja, yo estoy con el bebé; y al revés. Somos afortunados de trabajar en esta industria porque nos podemos permitir tomar un tiempo libre. Y ahora me toca a mí. El 99% del mundo, como mucho, puede coger una o dos semanas al año. Y esa sí que es una forma muy difícil de criar una familia”.
Con una vida personal asentada, Reynolds disfruta más de esta nueva etapa en su carrera. “Creo que doy menos cosas por sentado”, dice sobre crecer en la industria del cine. Tras los estrenos este año de The Voices, La dama de oro (con Helen Mirren) y ahora Eternal, llegará Deadpool, y su oportunidad final de convertirse en un superhéroe de éxito. Su redención.
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