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Tentaciones

Llega el 'contouring' vaginal

Es la última práctica estética de moda, una de varias que llega a un área, la zona vulvar, que no se libra de las modas

Los tiempos han cambiado. Mucho.
Los tiempos han cambiado. Mucho.

Vivimos tiempos aciagos, convulsos, difíciles, llenos de incertidumbre y sinrazón… estética. A los cánones estrictos que se le imponen a la mujer de juventud, delgadez y curvas, se le añade un mandato íntimo e igualmente difícil: la zona vulvar, a la que de forma respetuosa llamo, llamamos, “coño”. Perdamos el miedo a llamar coño a la abertura vaginal y también el miedo a nuestros propios coños.

Recientemente hemos leído una noticia que nos ha helado el mismísimo, la nueva técnica de moda en estética genital: el contouring vaginal (también bautizado como vontouring). Sí, esa tendencia en maquillaje impuesta al mundo por Kim Kardashian basada en limar con efectos ópticos las imperfecciones de tu rostro ha hecho el viaje en tiempo récord hacia nuestra zona más íntima. Y promete causar furor uterino entre famosas hollywoodienses y mujeres ociosas y acomplejadas. Por si no teníamos suficiente, ahora podemos remodelar el chochín a saber cómo.

De un tiempo a esta parte veníamos escuchando referencias de un “coño-hamburguesa” (que a día de hoy no tengo claro cómo es); de un “coñito-nipón” (juro que lo he oído), o de “labios menores perfectos”. La pornografía nos ha ofrecido alguna pista de las modas coñiles: Se valora la simetría y la tersura de la zona sobre todo; y fueron precisamente las actrices porno las primeras en someterse a cirugía estética vulvar.

En España ha sido la ínclita Leticia Sabater la primera en salir del armario y contar su cirugía vaginal (en su caso, ensanchó la cavidad y se insertó un himen). Se ha hecho mucha mofa del tema, prácticamente en todo momento desde el desconocimiento más absoluto. Lo cierto es que el problema de la ¿presentadora? ¿rapera? ¿celebrity? es solo uno de los muchos que se pueden padecer –y corregir- del suelo pélvico.

Lo importante sería señalar que una zona muy delicada y sujeta a problemas morfológicos como cualquier otra. Hay mujeres cuya dimensión hipertrófica de labios menores resulta molesta hasta para hacer deporte; existen contracturas vaginales muy dolorosas. Yo misma las he padecido y he tenido que someterme a fisioterapia de apoyo. En algunos casos, la cirugía es necesaria.

Otro caso bien diferente es el maltrato del suelo pélvico en los paritorios españoles. Resignadas, muchas madres creen que hacerse pis encima a cierta edad, o tener la zona como un campo de batalla de Mad Max, es el peaje normal que hay que pagar por tener hijos. Y en absoluto es así. La episiotomía (corte artificial en diagonal a la vagina para extraer al recién nacido) cuando se practica de forma rutinaria puede traer unas consecuencias desastrosas para el cuerpo de la mujer y, peor todavía, para su psique. Todavía es un problema silenciado (y masivo) la cicatrización y reconstrucción de la zona vaginal. Pero ahí ni siquiera entra la estética como primera preocupación. De hecho, los coños están hechos para parir, y no tienen por qué perder tono ni elasticidad por ello.

El mercado, ávido de víctimas inseguras, ha encontrado aquí un nicho perfecto (qué raro suena hablar de nichos y coños). Si se genera inseguridad a las mujeres con el aspecto de sus vaginas, se abren nuevas vías de mercado. Y, efectivamente, así ha ocurrido. La comparación con las estrellas del porno, y la aparición de técnicas que “mejoran” nuestras partes pudendas, es todo uno.

A muchas nos ha pillado de sorpresa. ¿Qué ya no solo van a juzgar mi estatura, mi peso, mi culo, mis tetas, y mi intelecto (y, desgraciadamente, por ese orden)? ¿Que ahora a la preocupación de axilas bonitas, fosas nasales simétricas y ombligo equidistante tengo que añadir la preocupación de mi coño? Pues miren, como que no.

Pero este sistema se ceba creando complejos, y a la vista de las técnicas que existen, sería muy fácil tenerlos. Paso a explicar las posibilidades de la forma más llana posible:

-Cirugía estética de labios menores (labioplastia): Se recortan y se dejan simétricos y con la forma deseada.

-También se pueden rellenan los labios mayores para dar apariencia más juvenil (Como todo el cuerpo, al hacerse mayor y al adelgazar rápido, la piel cae).

-Clitoroplastia: cambio de morfología del clítoris y el capuchón de piel que lo recubre.

-Pubis: se hacen liftings y, últimamente, se oferta también el “adelgazamiento” de la zona.

-Coño-Barbie: desconozco el nombre técnico, pero es la eliminación total de labios menores; una operación muy demandada en EEUU.

-Blanqueamiento de vulva: Aclara la pigmentación de la zona.

-El novísimo contouring vaginal, la remodelación del coño antes mencionada: es un tratamiento que con una especie de vibrador, estimula la producción de colágeno en la abertura, dejando los labios y las paredes vaginales más prietas y firmes. Se publicita como una mejora estética y también como un baluarte de mayor placer sexual. Al parecer, al endurecer la zona, se gana en sensibilidad. Según el Daily Mail, el precio por sesión ronda los 300 dólares.

Este último procedimiento, tiene todas las trazas para triunfar entre un público consumista y, creo yo,que desdichado. Para empezar, promete un aspecto jugosamente juvenil, y ya se sabe que nada como hacer sentir vieja a una mujer para que ésta reaccione. Además, la zona genital quedará más atractiva. Evidentemente, nadie va enseñando el coño por la vida más que en la intimidad, así que ahí radica otro interés: gustar a la pareja. Y por último promete mejorar la vida sexual. Es decir, “va usted a dejar de ser una desgraciada y una aburrida de una vez”. Ya tenemos la solución a un montón de problemas que no sabíamos que tuviéramos.

¿Qué? ¿Nos remodelamos el coño entonces?

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