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Tentaciones

En esta disco no se baila, se rueda

La ‘roller disco’ ha vuelto. Este sábado se celebra en Madrid una nueva sesión sobre ruedas del club El cuerpo del disco, encargados de recuperar este concepto a ritmo de hits para la pista de los 70 y 80

Foto: Silvia Varela
Foto: Silvia Varela

Si usted, lector, tiene la edad suficiente, es probable que sepa de lo que le hablamos. Hubo un momento en la historia de los clubs de baile en el que a alguien se le encendió una bola de espejos a modo de bombilla y dijo algo así como "¿y si hacemos que el público ruede en vez de bailar?" Un concepto tan absurdo como divertido no podía haber surgido en otra década que la de los 70, impulsado por el auge de la música disco, pero pronto encontró una variante práctica: se aplicó inmediatamente a las sesiones light, de manera que el público menor de edad podía entrar en contacto con la cultura nocturna de una forma supuestamente inofensiva.

Su expansión fue tan fulgurante que se convirtió en una imagen icónica de los 70 y primeros 80, con presencia en películas como Xanadú y documentales dedicados a analizar el fenómeno como Roller Boogie. Pero el declive vino pronto, quizás motivado por factores de tipo práctico: beber y patinar a la vez no es demasiado práctico ni, sobre todo, rentable para los propietarios de las salas. Tras varias mini resurrecciones en todo el mundo, ahora el colectivo El Cuerpo del disco está recuperando el concepto de roller disco en Madrid, y celebrará la segunda de estas sesiones sobre ruedas este sábado 11 de julio en un escenario que no se puede adaptar mejor a sus intenciones: la antigua roller disco de la Estación de Chamartín. Allí pincharán para un público que se deslizará sobre la pista Linda Mirada, Arturo Expósito y Los DJs de El cuerpo del disco. Hablamos con Eloi Vazquez, uno de sus componentes, para que nos explicase por qué han querido volver a poner a los clubbers a rodar.

¿Cómo nació la idea de crear El cuerpo del disco?

En un viaje en coche por Murcia vimos un sitio que se llamaba “El cuerpo del disco”, cerca de Águilas. Parecía el nombre más ocurrente del mundo y decidimos hacer algo con ello. Finalmente descubrimos que aquel burdel en realidad se llamaba El cuerpo del deseo, pero esa es otra historia. Coincidió en una época en la que Eloi (Vázquez) y Yayo (V. Codesido) estábamos bastante obsesionados con el disco orquestal, Boris Midney, Voyage, Cerrone y cosas así. Habíamos pinchado durante años en el Nasti, que acababa de cerrar, y estábamos un poco perdidos en la noche madrileña. Lo natural era hacer una fiesta disco. En una cena con amigos se decidió por quorum que aparte de la música tenía que haber un gancho, un espectáculo de variedades, aprovechando la localización, en el Club No de la Sala Clamores. Así nació el Corpus Disci, el “ballet” que nos acompaña siempre. Ellos son el alma de la fiesta. El propósito actual es hacer una fiesta muy divertida sin dejar de mimar la música que suena. Creemos que la música debe ser una parte importante del jolgorio, pero nunca debe ser tomada en broma.

¿Y cuándo y cómo surge la idea de hacer una roller disco?

Ana (Linda Mirada) y Arturo (Expósito) lo propusieron con un día de diferencia. “Tenemos que hacer algo aquí”. Ambos habían visto que la antigua roller disco de Chamartín había reabierto, rebautizada como Rolling Dance & Burger. Ambos conceptos casaban perfectamente, así que lo propusimos a la sala. Lo único que queríamos los cuatro era poder pinchar en una roller disco, es una especie de sueño de todo DJ. La fiesta tuvo mucho más éxito del esperado, fue una especie de maravillosa explosión de júbilo colectiva, por eso repetimos.

¿Por qué este tipo de sesiones cayeron en desuso? ¿Es complicado encontrar un lugar que se adapte a estas características?

Se convirtieron en anacronismos en los 90, pasaron de moda y casi todas se convirtieron en pista de hielo, o desaparecieron. Suponemos que no tenía sentido estar bailando progressive o a Ricky Martin dando vueltas en patines. Simplemente, los gustos cambiaron. No es nada fácil encontrar un espacio como la roller disco de Chamartín, de hecho es la única roller disco específica de toda la ciudad que sepamos, y acaba de reabrir. No sabemos si en algún sitio de playa quedará alguna, si alguien la conoce que nos lo diga para montar una gira en una Volkswagen.

Foto: Silvia Varela
Foto: Silvia Varela

¿Tenéis algún recuerdo en especial asociado a una roller disco de los 80? ¿Os pasó algo que os marcase mientras os movíais con los patines?

Para Ana (Linda Mirada) en particular fue muy importante porque fue durante muchos años a patinar a una roller que estaba muy cerca de una base americana. En cuanto a música estaban muy puestos al día y por eso la música disco entró en sus venas, “baby”.

Estas sesiones, además de recuperar los patines, se asocian a la estética de los 70 y 80. ¿Qué os atrae de esa época? ¿Qué tiene que no podamos encontrar ahora?

Son estéticas muy marcadas, inconfundibles y dispares entre sí. Con la palabra disco se definen fenómenos tan distintos como el Studio 54 y el italo disco, o Donna Summer y Grace Jones, y ninguno de estos fenómenos se podría considerar nada cercano a “soso”. La “época Tumblr” ha ayudado mucho a recuperar imágenes de ambas décadas, alimentando el espíritu retro, y nosotros no vivimos aislados de ello. Esta situación, el poder vivir culturalmente en la época que te propongas, es probablemente una de las razones por las que en la era de internet no existen fenómenos culturales tan potentes asociados a la música. Si algo no podemos encontrar ahora es esa maravilla de producciones de finales de los 70 en las que se pueden escuchar a decenas personas grabando en el estudio cuerdas, percusiones, pianos... En producciones de baile. No es por ponerse nostálgicos, pero eso no volverá a pasar jamás.

Esta es ya vuestra segunda sesión roller disco. ¿Ya sabéis cuáles son las mejores canciones para patinar? ¿Cambia mucho la sesión cuando pinchas para alguien que se mueve con ruedas en vez de bailar?

En general cualquier canción entre 105 y 120 bpms. El 6/8 funciona muy bien, aunque no sea un ritmo muy disco. Pero nos gustaría subir el listón del ritmo poco a poco y acabar con hi-nrg. ¡Inevitablemente el público tiende a girar más rápido!

¿Por qué el disco sigue teniendo ese poder de seducción después de tanto tiempo? ¿Qué hace que siga haciendo bailar aún ahora?

En realidad la música de baile ha cambiado bastante poco desde el 4/4 típico del disco, por lo que no tendría sentido otra cosa. Como hemos dicho antes, la variedad de lo que se denomina disco es enorme, por lo que el disco clásico se adapta a las épocas en las que se lleva el tempo lento y el rápido. O todo al mismo tiempo, como ahora.

Siempre que pensamos en disco pensamos en los clásicos, pero ¿qué artistas actuales os parece que mantienen viva la llama disco?

Está la nostalgia evidente, como la vuelta de Moroder, Chic y el metadisco de Daft Punk. Está Todd Terje y todos los productores que hacen re-edits para hacer la vida más fácil a los que tenemos que mezclar los endiablados cambios de ritmo de las producciones clásicas… Pero falta la figura del intérprete, las estrellas disco, un Sylvester. ¿Kylie cuenta?

¿Cuál sería vuestro line up soñado para una fiesta roller? ¿A qué mitos (vivos o muertos) os traeríais?

El cartel de la fiesta nos lo haría Greg Porto, el de las portadas de Change y Gino Soccio. A cantar traeríamos a Sylvester y Sylvia Mason-James, por ejemplo, aunque no creemos que se pusieran los patines ni a punta de pistola. A pinchar, a Patrick Cowley y John “Jellybean” Martinez, con Madonna cogiendo el micro en Borderline. De entertainers y en la barra, a La Bionda. Y a la guitarra Neil Rodgers, claro.

Por último, ¿tenéis pensado hacer fiestas roller con más asiduidad? ¿Creéis que se puede volver a poner de moda la roller disco (y que sea culpa vuestra)?

Haremos una sesión roller bimensualmente a partir de ahora. Esperamos que se convierta en un plan más para la ciudad de Madrid y que cunda el ejemplo. Y contribuir a ello, claro que sí. ¡Nos gusta estar de moda!

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