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Porque lo digo yo
Columna
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Caña de lomo

La que es estrella de la copla, sigue siendo estrella de la copla. En la cola de la carnicería, encima del escenario y entre barrotes. ¿Y qué se puede hacer contra un fenómeno fan carcelario?

Isabel Pantoja sale de la prisión de Alcalá de Guadaira (Sevilla).
Isabel Pantoja sale de la prisión de Alcalá de Guadaira (Sevilla). Rafa Alcaide (EFE)

Cualquiera que haya visto un solo episodio de Orange is the New Black sabe que lo primero que hay que hacer cuando se entra en la cárcel es aprender a hacerse respetar. Me pregunto si Isabel Pantoja será fan de la serie, porque si no, por favor, que alguno de sus mejores amigos le envíe las tres temporadas en DVD. Su protagonista, Piper Chapman, tiene mucho que contarle. Más que Chabelita en Supervivientes. Al fin y al cabo, lo único que tienen que hacer en la isla es apuñalar moluscos y otros invertebrados para sobrevivir.

Y es que la vida entre rejas es complicada. El runrún sobre el supuesto trato de favor a Isabel Pantoja en Alcalá de Guadaíra no ha cesado. Y de las presuntas costureras a la tenencia ilícita de móviles y microondas y el tráfico de caña de lomo podemos llegar al trato de desfavor.

Sin ser sospechosa de pantojismo, tienen que reconocerme que resulta imposible dejar tu identidad tras la cancela del penal. La que es estrella de la copla, sigue siendo estrella de la copla. En la cola de la carnicería, encima del escenario y entre barrotes. ¿Y qué se puede hacer contra un fenómeno fan carcelario? Es como lo de los palos para selfies que atosigaron a los Reyes en México. ¿Qué hacemos? ¿Prohibirlos? Por mí, los palos selfies, sí.

Imagínense que están ustedes presos y aburridos. Con la sola ocupación de contar los días y elegir chándal. Sin móvil ni microondas. Sin amigos. Sin Internet. Y, de repente, entra en el talego uno de sus ídolos… no sé, Cristiano, o Messi, Tsipras o Christine Lagarde. Ya.

Desde aquí confieso que no sé ni coser un botón, pero si me metieran en el trullo con la escritora Margaret Atwood le haría bodoques en las sudaderas con amor. Y robaría para ella jamón de Jabugo del economato, a riesgo de aumentar mi pena. Y si le fuera la caña de lomo, también.

En fin, amigos de Isabel Pantoja, háganme caso y mándenle las peripecias de Piper; ya le han denegado el tercer grado. Por lo que pueda pasar.

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