¿Sin barreras?

Soy una chica joven con una movilidad reducida desde que nací.Antes podía desplazarme con la ayuda de las muletas, pero desde que me caí, estoy en silla de ruedas. Antes podía moverme con más o menos libertad por la calle, pero ahora, desde este asiento permanente, les puedo garantizar que o eres Hulk y tienes mucha fuerza en los brazos o te quedas en tu casa. ¿Por qué? Pues porque muchas de las baldosas de las aceras están levantadas, porque no siempre hay acondicionado un rebaje en los bordillos, porque los cajeros están muy altos (aunque para ser justos ya hay algunos adaptados). Muchísimas tiendas no tienen rampa, y algunas la tienen tan inclinada que te arriesgas a que te pueden tirar de la silla. Y eso que estamos hablando de una ciudad grande como es Sevilla.

Lo que más me molesta es tener que mirar el reloj para ver si mi pareja llega de trabajar para ayudarme a empujar la silla.

No considero que sea minusválida porque mis piernas no puedan conmigo, sino porque esta sociedad no está preparada para acoger a personas como yo.— Guacimara Martín.