El erótico-criminal
Hace unos días despedíamos a Vicente Aranda, emblemático director cuyos trabajos no han estado exentos de polémica, en particular por “dejar la cámara cuando sucede una escena de sexo y no retirarla al árbol de al lado”. Cuando uno piensa en él recuerda instantáneamente a Victoria Abril, siempre espléndida e incluso más recatada de lo habitual en Tiempo de silencio, lo que nos lleva al mundo literario de Aranda, un navegante entre las piernas de Maribel Verdú y las escapadas del Lute... Indiscutible historia del cine.— Patricio Alvargonzález Royo-Villanova.
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