Dilemas municipales

Ningún candidato tiene claro que vaya a ser el alcalde o alcaldesa de las dos ciudades más emblemáticas y dinámicas de España. La fragmentación electoral, a punto de materializarse, hace muy problemática la mayoría absoluta de alguna de las candidaturas que concurren a las urnas en Madrid y Barcelona. Por eso la situación continúa muy abierta a sólo una semana de la cita electoral, según se desprende de los sondeos realizados por Metroscopia y publicados hoy en EL PAÍS.

Las firmes raíces en que se asentaba el poder del PP madrileño se han cuarteado. Que Esperanza Aguirre tenga posibilidades de ser alcaldesa de la capital depende, en primer lugar, de que logre mantener la diferencia que le separa de Manuela Carmena, cabeza de lista de la novedosa formación Ahora Madrid, que atrae votos de los demás electorados y, sobre todo, de abstencionistas y dubitativos. La candidatura de Aguirre se frena, según esta encuesta, por el aparente aumento de la abstención o la indecisión de antiguos votantes.

No menos incierta es la situación en la capital catalana, donde diferentes encuestas muestran un alto nivel de volatilidad. De acuerdo con los datos de Metroscopia, Ada Colau, al frente de la lista Barcelona en Comú, supera al convergente Xavier Trias en un Ayuntamiento más fragmentado que el precedente. Hasta siete fuerzas pueden obtener concejalías, frente a las cinco anteriores. Los resultados se apuntan dramáticos para el PSC, que puede perder 14 puntos respecto a 2011, y para el PP, que de momento pierde 12. Por el contrario, Ciutadans, sin representación municipal actualmente, se encuentra en condiciones de convertirse en la tercera fuerza de la capital catalana, por delante de ERC.

Todo ello explica hasta qué punto será comprometedora la operación de administrar los resultados del 24 de mayo. En este caso, no hay que temer una ingobernabilidad prolongada ni bloqueos políticos como el que está sufriendo Susana Díaz para su investidura como presidenta de Andalucía. Si Esperanza Aguirre termina en cabeza el domingo próximo, pero sin mayoría absoluta, necesitará los votos de otra opción —posiblemente Ciudadanos— para ser alcaldesa. Todo depende de que otros partidos se comprometan con una candidatura alternativa, a falta de la cual quedará el paso libre para la lista más votada; si fuera la del PP, Aguirre lograría automáticamente la alcaldía. Todo ello de acuerdo con las previsiones de la ley (los eventuales empates se resuelven por sorteo). Lo mismo le sucederá a Ada Colau en Barcelona si gana, pero también quedarse en fuera de juego frente a un pacto alternativo a favor de otro candidato, tampoco fácil.

Los partidos políticos que se opongan a la elección automática de la lista más votada tienen tiempo para negociar coaliciones o apoyos, aunque no demasiado. En los Ayuntamientos no se repiten las votaciones de los concejales hasta que un candidato obtiene suficiente mayoría, como está ocurriendo en el poco edificante espectáculo de Andalucía —y probablemente se repetirá en otras autonomías—. La constitución de las corporaciones municipales se lleva a cabo 20 días después de la cita con las urnas, salvo en aquellos lugares donde se planteen recursos contra los resultados electorales, lo cual proporciona más tiempo para negociar.

En cualquier caso, no conviene darlo todo por hecho. Con más de un 25% de electores aún indecisos o que no saben ni contestan en Madrid, y un 32% en Barcelona, hay margen todavía para que se produzcan cambios en una recta final de campaña con los aceleradores pisados a fondo. Por eso, todas las candidaturas multiplicarán los esfuerzos de aquí al domingo, el día en que los votantes tendrán la palabra.