Disparate evitado
El enfrentamiento entre la Federación y la Liga está causando un daño incalculable al fútbol
La Audiencia Nacional ha evitado un disparate histórico al aceptar la suspensión cautelar de la huelga convocada por la Asociación de Futbolistas Españoles (AFE) en contra del real decreto que regula la venta centralizada de los derechos audiovisuales de los clubes. La audiencia razona correctamente: se trata de una huelga que actúa en contra de un convenio colectivo en vigor (por lo cual arrastra indicios de ilegalidad) y causa un grave desorden organizativo (unos 20 millones de pérdida en cada jornada suspendida y la probabilidad de que no se recuperen los partidos no jugados con el daño consiguiente a quienes puedan lograr títulos o ascender).
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Los jugadores no han conseguido explicar por qué se convoca una huelga; si se trataba de mejorar las pensiones de los futbolistas o favorecer a los equipos de Segunda bien podría hacerse mediante negociación al margen del real decreto. Es lícito suponer que hay otras razones que explican mejor la convocatoria; por ejemplo, el cambio normativo que obliga a tributar los ingresos futbolísticos a través del IRPF.
La conducta más irracional hay que atribuírsela a la Federación Española de Fútbol. Decidió suspender la competición a pesar de que los clubes, a los que teóricamente representa, habían aprobado mayoritariamente el decreto. El enfrentamiento personal entre el presidente de la Federación y el presidente de la Liga de Fútbol Profesional está causando un daño incalculable al fútbol español.
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