¿Dónde me paro?
Cada semana, Deborah García rescatará en 'Tentaciones' las joyas 'online' descubiertas en su infinita odisea por las 1001 pestañas de la web
A veces me sorprendo a mí misma con el móvil en una mano mientras navego en internet con el portátil. Un ojo en las miles de pestañas que tengo abiertas en el navegador y el otro fijo en la pantalla del Iphone mientras contesto a mensajes de whatsapp o mientras paso el dedo por cantidades ingentes de perfiles de desconocidos en Instagram. Arriba y abajo por tweets que me importan una mierda, incluso mis tweets me importan una mierda. De una página repleta de fotos de chicas que llevan a chicas al baile de promoción de sus institutos paso en menos de dos minutos al tráiler de la nueva de Mad Max que se estrena este viernes. Sin haberlo terminado me pierdo durante unos segundos en la serie de fotos Body Farm de la fotógrafa estadounidense Sally Mann, donde la muerte es la madre de la belleza. De una web a otra, de los sonidos de lo nuevo de Major Lazer con Dj Snake a lo nuevo de Ducktails.
Casi nada consigue llamar mi atención para que me pare más de diez segundos. Emoticonos, gifs, los vines de la ardilla bikke con los que a veces doy los buenos días, o la velocidad con la que soy capaz de tunear una imagen con caritas emoji para decirle a alguien lo mucho que la echo de menos. Y es que con casi todos mis amigos las conversaciones (cuando se producen en la nube) se enriquecen con gifs con los que coloreamos nuestras emociones. Las multipantallas están ahí y las imágenes nos acechan. Está feo decirlo pero el 2.0 ha convertido la experiencia en la red en una experiencia de lo fragmentado: una canción sin terminar se superpone a la otra (Bitch Better Have My Money/ Bra Bra… sin apenas poder terminar de cantar el estribillo pego un grito porque Irina Shayk podría estar con Bradley Cooper!!!! Y dios mío, ¡¿qué le ocurre a Leonardo Dicaprio en esa foto en la que supuestamente sale con Rihanna?! El visionado de una película se mezcla con muchísimas interrupciones y en el transcurso de la misma he podido llegar a ver cuatro videoclips y veinticinco Tumblrs distintos. Pero no siempre es así, hay películas que veo del tirón y canciones y discos que escucho de principio a fin.
Esta semana me sorprendí viendo en bucle el videoclip de David Dean Burkhart, un tipo que solo conozco de Facebook pero que ha hecho clips a algunos de los artistas que escucho como Ariel Pink, o Saint Pepsi (ahora Skylar Spence). El último a Nosaj Thing, y la canción Don’t Mind Me. El trabajo es un mix de footage tomado de un tornado sobre el cual va deslizándose una pantalla en forma de círculo y en el que se desarrolla una vieja soap opera de la televisión de Estados Unidos. ¡Reciclaje!
También aluciné con el videoclip de Xin Seha un músico coreano que me engancha con un video en un registro completamente distinto al que he citado más arriba y que recuerda a las facturas de Wong Kar Wai o a las películas más recientes de Nicolas Winding Refn, un uso exagerado y emocional de los colores donde se dan cita personajes vestidos de marineros y travestis enfundadas en cuero haciendo gala de una puesta en escena que recuerda mucho al Fassbinder de Querelle.
Y también en esa línea de la refencialidad el nuevo videoclip de aires setenteros de Snoop Dogg, So Many Pros, que animando carteles de películas antiguas se marca un homenaje al género del Blaxplotation, para ello ha contado con la dirección de François Rousselet.
También he pasado largos ratos sin interrupciones navegando arriba y abajo por el Tumblr del artista italiano Tony Stella, un ilustrador que pinta a mano carteles de películas, y que es capaz de plasmar en el póster el momento preciso de los films que hace que quieras volver a verlos. Stella ha trabajado para Criterion y sin duda los certeles que más llaman mi atención son los dedicados a las filmografías de los directores orientales. Violento, directo y crudo.
Curiosísima la página del artista Noi Volkov, y confieso que no tengo ni idea de cómo llegué hasta aquí, pero en ella hay multitud de teteras que el artista esculpe e ilustra. Las pinta con imágenes y motivos de otros maestros del arte. Su trabajo reconoce, es una especie de homenaje a todos los artistas que alguna vez le han inspirado y es que esa multireferencialidad y esa combinación de la escultura con la pintura se ha llegado a convertir en su marca personal. El resultado son estas teteras que no puedo dejar de mirar.
Todavía no he aprendido a descifrar el alfabeto cirílico ni sé ruso y probablemente nunca sabré pero es probable que no haga falta para disfrutar de la serie fotográfica que Pavel Samokhvalov ha realizado para Wonderzine. Gracias un traductor online me entero de que son imágenes retocadas digitalmente para probar diferentes colores de una paleta de maquillajes, a mí sin embargo el rostro de esa mujer me recuerda al de la bella precong de Minority Report, Agatha. Parece que la ciencia ficción imaginada ayer ha acabado por alcanzarnos.
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