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3.500 Millones
Coordinado por Gonzalo Fanjul y Patricia Páez

6 meses por delante en Nepal

Por Matt Crook de Plan International

No hay nada más confuso que despertarse por una réplica de un terremoto que sacude el edificio en medio de la noche. Las réplicas ya son un suceso diario, pero cuando ocurren en mitad de la noche, cuando casi estás dormido, hay un momento inevitable en el que piensas: “¿qué ha sido eso?”. Solo puedo imaginarme lo que debió ser para la gente de Nepal el terremoto de magnitud 7.8 que sacudió el país hace poco más de una semana. Estos recordatorios habituales deben ser aterradores, sobre todo para quienes lo vivieron más allá de las colinas, donde estamos ahora, más de cinco horas al este de Katmandú en un distrito llamado Dolakha.

Hay tiendas de lona improvisadas por todas partes en Dolakha. El camino hasta aquí pasa por un paisaje tan asombroso, tan increíble, que por un momento se te olvida lo que ha sucedido en este país, hasta que un segundo después ves un montón de escombros que hace una semana eran el hogar de una familia.

El viaje hasta Dolakha

El viaje hasta Dolakha fue largo, empinado y sinuoso, con carreteras fracturadas y deslizamientos de tierra por todo el camino. Cuando llegamos a la ciudad principal, me sorprendió ver tantos hoteles. Resulta que Dolakha es una zona muy transitada por aficionados al trekking. No he visto a ninguno aún, pero seguro que hay algunos por la zona. Una vez que se llega al centro urbano, se ven casas diseminadas ente la vegetación, en estados de conservación distintos.

Muchas de estas estructuras no fueron construidas para soportar un terremoto, por lo que se derrumbaron. Pero no solo las casas se destruyeron o dañaron. También los centros de salud y los hospitales se vieron muy afectados. Ayer nos reunimos con el departamento de Servicios de Salud y nos contaron que 28 centros están completamente destruidos y 16 parcialmente dañados. Hay una necesidad real de tiendas de campaña para que el personal sanitario pueda establecer estructuras temporales y seguir ofreciendo servicios de salud a las personas afectadas por el terremoto.

Ver de cerca las condiciones sanitarias

Ayer visité un hospital y conocí a varios médicos que están trabajando sin descanso y haciendo un trabajo increíble con muy poca ayuda. Me hicieron un recorrido por el edifico para enseñarme las condiciones en las que están trabajando: el hospital está lleno de grietas y los pacientes están comprensiblemente aterrorizados de estar allí, especialmente si tienes en cuenta las numerosas réplicas que están viviendo. Pero no tienen otra opción. Tienen extremidades rotas y heridas infectadas y por supuesto hay muchas mujeres embarazadas y recién nacidos. Como me preguntó ayer una madre, acunando a su bebé recién nacido: “¿Dónde se supone que voy a ir cuando salga de aquí?”. Su casa es un montón de escombros. Es una situación horrible, una pesadilla.

Y sin embargo, aunque el edificio del hospital sigue en pie, el equipamiento que están usando los médicos es tan viejo, obsoleto y está tan dañado que apenas pueden cubrir las necesidades de las 50 o 60 personas que atienden diariamente.

Un médico allí me contó que después de la primera oleada de pacientes con traumas severos y de la segunda con pacientes con heridas y dolencias infectadas y abandonadas, ahora está llegando la tercera ola de pacientes con diarrea y otras enfermedades contagiosas. Un chico joven que conocí estaba tan deshidratado que tenía puesto el goteo. Parecía que había estado luchando mucho hasta llegar allí, pero al menos estaba recibiendo tratamiento. Para muchos, el viaje hasta un centro de salud es simplemente tan difícil de hacer, especialmente con carreteras dañadas y corrimientos de tierra, que nunca llegan.

Estaré aquí unos días más, recorriendo estas comunidades con mis compañeros y conociendo a los funcionarios y habitantes locales para evaluar mejor la situación mientras distribuimos ayuda de emergencia básica como lonas y comida. Vamos a establecer una oficina aquí para los próximos seis meses, posiblemente más, para centrarnos en las necesidades más inmediatas. Por el momento, Plan Internacional está trabajando con Irish Aid, el ejército nepalí y los marines de Estados Unidos para distribuir ayuda y refugios entre las comunidades que más lo necesitan y estamos avanzando en las intervenciones sanitarias con el foco en los más vulnerables: las embarazadas, los recién nacidos y los niños y niñas menores de cinco años.

Van a ser seis meses largos, pero ya estoy viendo gente unida, reconstruyendo, ayudándose. Es el espíritu de solidaridad y comunidad que une a la gente cuando llegan tiempos difíciles.

Comentarios

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