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TORMENTAS PERFECTAS
Columna
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‘Saudiología’

El relevo generacional en Arabia Suadí se produce en un momento delicado, en el que aumenta el protagonismo del país

Lluís Bassets

Arabia Saudí ha hecho el relevo generacional. Al fin. Pero como corresponde al país más conservador y gerontocrático del mundo, lo ha hecho por etapas. Tal como ha venido sucediendo desde 1953, cuando murió el legendario rey fundador, Abdelaziz bin Saud, sus hijos han ido sucediéndose unos a otros sin pasar jamás el testigo a la siguiente generación. Había donde escoger, porque tuvo 45 varones con derechos de sucesión de sus 22 esposas.

El relevo no se produjo el 23 de enero pasado, cuando murió el rey Abdalá, con 92 años, y fue coronado Salmán, de 79, sino el 29 de abril, cuando se conoció la destitución del recién nombrado príncipe heredero, Muqrin, nacido en 1945, y el menor de todos los hijos legítimos de Saud. Y culminará en la próxima sucesión, cuando sea un nieto de Saud quien ocupe el trono.

Las sucesiones en los sistemas cerrados y autoritarios requieren conocimientos sobre las corrientes ideológicas, clanes, grupos de intereses y en ocasiones también de las familias. En el caso saudí, hay que buscar los arcanos del poder, la saudiología, en el sistema poligámico de parentesco, en los que la línea matrilineal, paradójicamente, puede adquirir un fuerte protagonismo.

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En la familia real saudí históricamente han destacado en el ejercicio del poder los hijos de la esposa preferida y la más inteligente de todas, Hasa al Sudairi, conocidos como los siete Sudairi, caracterizados por “su mutua lealtad, su ambición y su extraordinaria capacidad de trabajo, cualidades instiladas por su madre”, según el historiador británico Robert Lacey (Inside the Kingdom).

El rey Fahd, de largo reinado desde 1982 hasta 2005, era el mayor. El actual, Salmán, era el quinto. También eran sudairis los dos príncipes herederos, Sultán y Nayef, fallecidos antes de acceder al trono. El nuevo príncipe heredero, Mohamed bin Nayef, de 55 años, hijo de este último, es sudairi de segunda generación, como su primo e hijo del actual rey, el nuevo número tres, Mohamed bin Salmán, de 30 años.

Retengan las iniciales de estos dos nietos de Hasa al Sudairi, MBN y MBS, porque son los hombres fuertes y quienes están tomando las decisiones. MBN, el actual heredero, puede acceder al trono, pero a falta de hijos varones, sitúa a su joven primo e hijo del rey MBS en la línea de sucesión automática, algo que empieza a inquietar a quienes identifican su extremada juventud con un carácter inquieto y belicoso, en escasa consonancia con la legendaria inmovilidad del reino del desierto.

El relevo, imprescindible para la continuidad monárquica y aplazado desde hace décadas, sucede en un momento delicado, con Arabia Saudí en guerra en Yemen y con creciente protagonismo en la región y en el mundo, gracias a su vocación de liderazgo árabe frente a Irán y a su capacidad para actuar sobre los precios del petróleo. 

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Sobre la firma

Lluís Bassets
Escribe en EL PAÍS columnas y análisis sobre política, especialmente internacional. Ha escrito, entre otros, ‘El año de la Revolución' (Taurus), sobre las revueltas árabes, ‘La gran vergüenza. Ascenso y caída del mito de Jordi Pujol’ (Península) y un dietario pandémico y confinado con el título de ‘Les ciutats interiors’ (Galaxia Gutemberg).

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