Gisele Bündchen dice adiós entre lágrimas

Todo parece sugerir que se trata de una de esas despedidas que se repiten muchas veces antes del adiós final y verdadero, pero el hecho es que Gisele Bündchen –la modelo más poderosa del globo, la übermodel, como suelen llamarla– hizo su última aparición en una pasarela este miércoles en el marco de la semana de moda más importante de Brasil y de América Latina, la São Paulo Fashion Week. La ocasión elegida fue el desfile de la marca brasileña Colcci, que la top representa desde 2005, y, por supuesto, la tierra que la vio nacer y transformarse en la estrella nacional más reconocida mundialmente después de Pelé.

La cita era a las ocho y media de la tarde en un parque de São Paulo. Gisele se dejó ver con un retraso de 45 minutos, típico de una semana de moda. En la primera fila, compartiendo espacio con editores de moda y fashionistas en general, familiares, amigos e hinchas de la modelo  que cambiaban un poco el típico paisaje de un encuentro de este tipo. Nada ofuscó a Bündchen, que, como siempre, se adentró en la pasarela con los pasos firmes y sensuales que la caracterizan desde su debut en el mundo de la moda, en 1994, a los 14 años.

Tras un inicios duramente criticados (decían que tenía la nariz demasiado grande y que ostentaba senos demasiado grandes para lo que se veía en las pasarelas en ese entonces), consiguió su gran finale 20 años después, a los 34, con el cuerpo y el caminar más envidiados del planeta fashion –y del planeta en general-. Actuaciones perfectas, dicen, de un estilo de vida saludable, lejos de lo que proponía la moda en los noventa, tiempos del heroin chic, y que le llevaron a ocupar ocho veces consecutivas el puesto de modelo mejor pagada del mundo. Su fortuna, calcula la revista Forbes, es de 247 millones de dólares ( 47 de ellos los ganó en 2014).

Gisele abrió y cerró el desfile, que duró 20 minutos y contó con modelos jóvenes y de postura mucho menos segura, que tal vez soñaban con seguir -en las pasarelas y fuera de ellas- los pasos de la colega überexitosa. Al fin y al cabo,Bündchen está casada con el jugador de fútbol americano Tom Brady, del New England Patriots, es madre de dos hijos (que no estaban) y tiene 20 empresas a su nombre, entre ellas una marca de lingerie (Gisele Bündchen Intimates) para la que también diseña.

¿Por qué despedirse de las pasarelas? “Mi cuerpo me pidió parar”, dijo en una de las pocas entrevistas concedidas para hablar de su adiós de las pasarelas. Se lo habrá dicho en secreto, porque nadie más parece haberse dado cuenta. En Instagram, la top dejó su mensaje en una camiseta que vistió para la despedida: “The best is yet to come” (lo mejor está por venir). Las mismas camisetas vistieron también las top brasileñas de su misma generación, quienes no alcanzaron fama y riqueza de la misma manera que ella, pero le han prestado un homenaje exhibiendo fotos suyas en el pecho para la clausura del desfile de Colcci.

Lágrimas escurrieron por el rostro de los presentes e incluso de Gisele, que estaba feliz de ahora poder seleccionar –todavía más– los proyectos a los que se dedica. Al periódico brasileño que la entrevistó ha confesado que no descarta “presentaciones especiales”. Sus planes futuros incluyen una posible participación en una telenovela brasileña cuyo título provisorio es Poderosa, además de seguir prestando su cara a una mezcla de propagandas conceptuales y comerciales de empresas tan diversas como Chanel, H&M, Procter&Gamble, o Carolina Herrera. Mientras tanto, profesionales de la moda brasileña hablan sobre "el fin de una era” y “una entidad iluminada que baja a ese planeta para darnos un poco de belleza”. Una importante consultora la comparó con Pelé, quien en 1974 amenazó con dejar el fútbol, pero siguió jugando por tres años más –a lo largo de los cuales cada partida era su última. “Quédate, Gisele”, escribe. “Tú saltas más alto, como Pelé cuando disputaba una pelota”.