Moncho Alpuente en la memoria
Tuve la suerte de conocer a Moncho Alpuente en Madrid cuando fue prohibida la representación de su Castañuela 70, con el grupo Tábano y Las Madres del Cordero, y compartí con ellos la precariedad que ello supuso. Coincidimos en algún concierto cuando él lideraba Desde Santurce a Bilbao Blues Band y, más tarde, ya en la casi democracia, pude disfrutar, con normalidad, de sus canciones en la magnífica representación de la Castañuela que hicieron los alumnos del antiguo IES Sant Josep de Calasanç en Barcelona. Amigo de hacer favores, nunca le podré pagar su interés y aportación al trabajo de un allegado mío sobre la temática de El libro del loco amor (Tándem. Ediciones B), de cuyo prólogo es autor.
Cada vez son más difíciles de encontrar personas de su calidad humana. Los dos versos de su inolvidable Hombre del 600: “San Marcus Welby en la televisión / milagroso un infarto curará”, son hoy un doloroso e imprevisible sarcasmo. La España del futuro pierde un gran hombre. Desde la emoción en el recuerdo, descansa en paz.— Jei Noguerol.
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