Un té en la autopista

 Instant Tea Garden FOTO: Bart Majoor

Cascoland es un colectivo holandés que relaciona activistas de varios países del mundo (artistas, diseñadores y arquitectos de Francia, Rusia, Suecia, Alemania, Reino Unido y, por supuesto, Holanda). Su nombre deriva del casco histórico, del origen de las ciudades, pero también remite al casco de los barcos para indicar que una ciudad no puede ser un contenedor y debe reinventarse y cambiarse. Con el objetivo de demandar espacios públicos mayores y de mejor calidad realizan acciones en varias ciudades del mundo, a veces invitados, otras por iniciativa propia.

En Bishkek, la capital de Kirguistán, un grupo de artistas de Cascoland (Fiona de Bell, Bart Majoor, Bert Kramer, Jan Korbes, Gitte Nygaard and Roel Schoenmakers) organizaron una merienda, un té concretamente, para protestar por la velocidad con la que los coches se mueven por el interior de la ciudad, por el espacio que los coches han ganado a los peatones y por el ruido y la contaminación que provocan.

La protesta buscó hablar de espacio público desde la calle, desde una de las carreteras que conducen al centro. Durante cuatro horas, un trozo de la vía pública se convirtió así en un “Instant tea garden” que molestaba a quienes llegaban en coche, forzaba a reducir su velocidad y obligaba a pensar en otros usos del espacio público –más allá de como vías de circulación para automóviles-. “El choque, la sorpresa, es la vía más directa para provocar la reflexión”, explica Roel Schoenmakers. Descontextualizar, ubicar objetos, acciones, instalaciones o personas donde no se les espera forma parte de esa misma estrategia. Cambiar las normas, aunque sea temporalmente, permite ver otros valores, otras prioridades y, consecuentemente, otros espacios y otras maneras de vivir.