Roberto Cavalli ficha a Peter Dundas

El último desfile que presentó hace unas semanas en el marco de la semana de la moda milanesa se leyó desde la ironía. Peter Dundas basó su colección en el futuro, concretamente en la astrología. En las gradas, los profesionales de la industria estaban casi seguros de que se trataba de las últimas prendas que firmaría para Pucci. Hace unas horas, ese porvenir con el que el diseñador noruego jugaba en los estampados de sus vestidos se ha hecho presente: la revista Women's Wear Daily (WWD) confirmaba que Dundas es el nuevo director creativo de Cavalli.

Curiosamente, en Cavalli fue donde aprendió las claves necesarias para obrar la resurrección de Pucci, la que fue firma de culto en los sesenta gracias a sus estampados psicodélicos y a sus vestidos entre lo hippy y lo futurista. Tras trabajar a las órdenes de Gaultier en París, Dundas se mudó a Italia para liderar el equipo de diseño de Roberto Cavalli de 2002 a 2005. Allí se las tuvo que ver con una marca en la que el espectáculo, la exuberancia femenina y el imaginario glamuroso y hedonista de magnates y millonarios mediáticos eran leyes a acatar.

Fue esa misma estrategia la que comenzó a aplicar en Pucci en 2008, tras su breve paso por la dirección creativa de Ungaro. La firma italiana, que en su era dorada llegó a diseñar uniformes aéreos y hasta a asesorar a los astronautas de la Nasa, pasaba por un momento de decadencia, y el diseñador desplegó sus armas para devolverle el estatus y la rentabilidad perdidos: lujo explícito, guiños reiterados a la estética disco y una cohorte de celebridades, de Poppy Delevignge a Kylie Minogue pasando por Rosie Huntington, Renée Zellweger o Miranda Kerr. La etiqueta de chicas Pucci que antes ostentaron Marisa Berenson, Nancy Sinatra o Marilyn Monroe, Dundas la supo traspasar a las nuevas musas de las revistas actuales.

También al público. Porque la marca, desde hace un tiempo propiedad del holding del lujo LVMH, despertó de décadas de letargo y facturó en 2012 una cifra cercana 100 millones de euros. Dicho repunte ha hecho que en estos dos últimos años los esfuerzos se hayan centrado en reforzar su expansión internacional con la apertura de varias boutiques en las grandes capitales.

Ahora Dundas regresa a Cavalli -que anunció su nombramiento con un escueto mensaje en Twitter- para obrar la misma magia que puso en práctica en su anterior trabajo. La enseña, fundada por Roberto Cavalli en los setenta, lleva unos meses tratando de esquivar la crisis económica y creativa. Ha visto marchar a dos directores ejecutivos distintos (Gianlucca Brozzetti y Carlo Di Biagio) en menos de un año, lleva varios años viendo decrecer su facturación (si en 2013 creció un 9,2 %, en 2014 lo hizo sólo un 4,2%) y actualmente se encuentra buscando inversores que refloten la que hace poco más de una década fuera la marca fetiche de las famosas menos pudorosas.

En este sentido, Dundas se perfila como un digno sucesor de Roberto Cavalli. Ambos realizan una moda desprejuiciada basada en la ostentación, el deseo, el espectáculo y la sensualidad, ambos encuentran en las celebridades su mejor escaparate y ambos, siempre parapetados tras gafas de sol, predican con el ejemplo acudiendo a fiestas multitudinarias, posando delante de los focos y organizando eventos exclusivos.

Mientras tanto, Pucci busca un relevo que le permita continuar el reflote. Muchos ya apuntan el nombre de Marco Zanini, quien hasta hace muy poco tuvo en sus manos otra célebre resurrección: la de Elsa Schiaparelli, la firma que supo unir moda y arte de vanguardia en los años de entreguerras y que desde hace varias temporadas ansía generar la misma fascinación en la semana de la alta costura parisina. Desde noviembre, Schiapparelli está en las anónimas manos de su equipo de diseño, y Zanini parece haber encontrado otra casa con ganas de volver a la vida.