_
_
_
_
Migrados
Coordinado por Lola Hierro

Conocer al desconocido

Niñas musulmanas en Lamu, Kenia / Lola Hierro
Niñas musulmanas en Lamu, Kenia / Lola Hierro

AUTOR: ABDEL BELATTAR

La previsión para los próximos meses (y me atrevería a decir que para los próximos años) es de un clima frío, con fuertes vientos que pueden llegar incluso a intensas tormentas con posibles truenos. ¡Qué tiempo más desagradable! reaccionaremos la mayoría. Ahora bien, si traducimos este párrafo del ámbito meteorológico al social, obtendremos el mismo significado pero con diferente reacción.

Quiero hablar en esta entrada del trato social que sufre un colectivo en concreto: la población musulmana. Este trato se ha convertido en alarma social (nivel naranja-rojo), a raíz de lo acontecido contra el semanario Charlie Hebdo.

Después de los acontecimientos de París, y no quiero entrar en la falsedad o veracidad de la información que hemos recibido, los ocurridos en Bélgica, Carolina del Norte y unos cuántos más que la prensa no le interesa publicar, se puede decir que la convivencia multicultural es un fracaso en la Unión Europea. La integración que tantos años habían utilizado los países de ente asimilacionista empieza a tambalearse. Y, como no es de extrañar, la culpa siempre es del mismo: del diferente, el anómalo, el extranjero, el inmigrante… Ahora, el musulmán.

El musulmán es diferente, tiene otra religión, tiene otra cultura, tiene otros esquemas cognitivos pero es, a la vez, igual que tú y yo. La religión no tiene nacionalidad, por ello el vecino que tienes en frente... Sí, Carlos perfectamente podría ser musulmán al igual que Farid, que vive tres plantas encima de ti. El musulmán tiene necesidades, tiene preocupaciones, tienes sus días, tiene familia, tiene amigos, comete errores y soluciona problemas.

¿Por qué digo esto? Lo digo con preocupación hacia el lenguaje que se utiliza en los medios de comunicación, en la remarcación de aspectos que influyen, la mayoría de las veces negativamente, en la convivencia y cohesión social. Durante el periodo de repercusión de los asesinatos del semanario Charlie Hebdo se mezclaba islamismo, islamista, musulmán, árabe y terrorismo. Ahora bien, creo necesaria una aclaración de esta terminología para evitar malos usos y malas interpretaciones:

  1. Terrorismo: Es cualquier movimiento y acción que persigue provocar miedo en la sociedad. Ejemplos: los atentados de los que he hablado, los ataques a civiles en África y Asia, las milicias en América Central y/o del Sur, las políticas rígidas en algunos Estados (no se escapa el nuestro), etc.
  2. Árabe: es toda persona, cosa u objeto, que tiene relación con los países y cultura arabófonos.
  3. Musulmán: es toda persona que es fiel, creyente o/y practicante del Islam.
  4. Islámico: persona, cosa, objeto o acción que mantiene una relación con el Islam.
  5. Islamista: persona, cosa, objeto o acción que es partidaria del Islamismo. Este es el movimiento que se adhiere al Islam.

Ahora, tal vez te estés preguntando sobre cómo llamar a los asesinos que tienen relación con el Islam. ¿Qué os parece terrorista? ¿Es necesario etiquetar al terrorista? Algunos recordaréis otros atentados acontecidos en Europa y los Estados Unidos de América en los que a los culpables simplemente se les llamó asesinos, cuando eran nacionales, y terroristas, si eran personas de la zona comunitaria o de países "amigos".

Para los periodistas, que suelen necesitar el mayor número de información posible, les recomiendo el uso del término yihadista. Pese a que estos asesinos no hacen la yihad, esta es la justificación que dan. Por ello, creo que esta nomenclatura puede ser más apropiada para referirnos a este tipo de criminales.

El cuidado del lenguaje es esencial. Si todos cuidáramos nuestro lenguaje, nos entenderíamos mejor, nos respetaríamos y conviviríamos, que es el ideal de toda sociedad. Dejemos de lado la idea de que los otros deben cambiar para encajar en esta sociedad, debemos respetar las diferencias y potenciar las similitudes. Somos todos iguales.

“Si es verdad que una cosa, tanto en el mundo de lo histórico-político, como en el de lo sensible, sólo es real cuando se muestra y se percibe desde todas sus facetas, entonces siempre es necesaria una pluralidad de personas o pueblos, y una pluralidad de puntos de vista, para hacer posible la realidad y garantizar su persistencia. Dicho con otras palabras, el mundo sólo surge cuando hay diversas perspectivas (...).

Si por el contrario, aconteciera que a causa de una enorme catástrofe, restara un sólo un pueblo sobre la tierra, en que todos vieran y comprendieran todo desde la misma perspectiva, y vieran en completa unanimidad, entonces el mundo, en sentido histórico-político, llegaría a su fin y los supervivientes, que permanecerían sin mundo sobre la tierra, no tendrían más en común con nosotros.”

Hannah Arendt (Filósofa política alemana de origen judío)

Comentarios

eso quisiera yo
eso quisiera yo

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_