La familia real holandesa contra la prensa
Una foto robada de la exreina Beatriz provoca que un diario sea vetado en los actos oficiales
El código de conducta acordado entre la Casa de Orange y la prensa gráfica holandesa ha saltado por los aires este invierno. El rotativo De Telegraaf, el de mayor tirada del país, ha sido apartado del tradicional posado de los reyes, Guillermo Alejandro y Máxima, sus tres hijas y la hoy princesa (antes reina) Beatriz, en la estación de esquí de Lech (Austria). El veto responde a la decisión del diario de publicar sin permiso una foto de la exreina holandesa deslizándose por la pistas. La imagen apareció en portada horas antes de la cita oficial, y la cabecera ha caído en desgracia hasta nueva orden. Los monarcas holandeses y la prensa nacional mantienen desde 2005 un acuerdo informal en virtud del cual la familia real posa en invierno y verano sin problemas. A cambio, el resto del año los reporteros gráficos respetan su intimidad.
La polémica foto muestra a Beatriz de Holanda, de 77 años, esquiando con gran pericia en Lech, localidad en la que pasa sus vacaciones invernales desde la juventud. Allí, además, sufrió en febrero de 2012 un accidente mortal su hijo, el príncipe Friso. Según De Telegraaf, la instantánea evidencia “la buena forma de nuestra antigua reina, que es un ejemplo para las mujeres de su generación”. También se justificó asegurando que era "inofensiva y un homenaje a la exsoberana”. Una vez constatado el veto para el posado de este inverno, el periódico calificó el pacto con la monarquía de supérfluo. “Se trata de ser educado y no molestarles, no de que se sientan amenazados”, explicó la dirección en una nota. Para que sus lectores no perdieran la oportunidad de contemplar a la familia real sobre la nieve, el diario ha reproducido una selección de imágenes captadas por la agencia nacional de noticias, ANP. La decisión de recurrir a sus colegas fotógrafos fue anunciada el lunes en Twitter por Sjuul Paradijs, director de De Telegraaf, de esta forma: “Fotos en la nieve: ahora en la edición digital y mañana a tres páginas en la impresa”.
No es la primera vez que el código de conducta pactado por los Orange con la prensa se resquebraja. En 2014, Guillermo Alejandro y Máxima ganaron una demanda contra el semanario sensacionalista Nieuwe Revu por publicar, sin permiso, dos fotos de la princesa heredera, Amalia, jugando al hockey. La revista adujo que el código mediático era “absurdo en una democracia moderna”. Los jueces fallaron, sin embargo, a favor del “derecho a la intimidad de la menor”. Los reyes holandeses repitieron entonces que sus hijas irán apareciendo poco a poco en la vida pública, y destinaron los 1.000 euros de la indemnización a obras sociales. El código no es de obligado cumplimiento, y De Telegraaf no lo firmó en su día. Vulnerarlo, de todos modos, permite a los monarcas acudir a los tribunales o bien imponer censuras como la ocurrida.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.