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Editorial
Es responsabilidad del director, y expresa la opinión del diario sobre asuntos de actualidad nacional o internacional

Situación incierta

El electorado necesita que los partidos aclaren sus proyectos para tomar decisiones

Los ciudadanos buscan soluciones políticas y no terminan de encontrarlas. El sondeo de Metroscopia publicado hoy por EL PAÍS confirma el deterioro del sistema tradicional de partidos y la búsqueda de opciones a las que entregar su confianza. Pero la foto de la situación actual no debe darse por definitiva de cara a las futuras elecciones generales, porque todas las fuerzas políticas, incluso las mejor colocadas, continúan lejos de los niveles de voto que les permitirían gobernar por sí mismas. La tendencia al pluripartidismo es clara y no aparecen signos sólidos de que una opción se encuentre en condiciones claras de ganar.

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Es verdad que el empuje de los nuevos actores políticos coincide con el mantenimiento del PP y del PSOE en niveles bajos de intención de voto. A este último le pasan factura sus divisiones internas y las responsabilidades en la gestión de la crisis, que el electorado equipara a las del PP. La consolidación al alza de Ciudadanos y de su líder, Albert Rivera, sí es una novedad significativa respecto al modesto nivel que le atribuía el último barómetro del CIS, publicado tardíamente respecto a los días de principios de enero en que el instituto público realizó el trabajo de campo —la encuesta de Metroscopia es mucho más reciente—. La opción de Ciudadanos compite claramente por el espacio de centro y parece atraer a antiguos votantes populares, con lo que esto puede implicar para la estrategia del PP.

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También resulta de interés el estancamiento experimentado por la opción encabezada por Pablo Iglesias, que además es la que suscita mayor repulsa del electorado (no le votaría nunca el 32%). La apelación de su líder a la “mayoría social” para ganar las elecciones no avanza y su grado personal de aprobación (34%) solo es ligeramente superior al del socialista Pedro Sánchez (31%), aunque ambos se encuentran por encima de Mariano Rajoy (23%).

La fluidez de la situación tiene que ver con el pesimismo que embarga a una gran mayoría, apenas sensible a las perspectivas favorables anunciadas desde el Gobierno y otras instituciones internacionales. También es coherente con la desconfianza que inspiran los partidos (9 de cada 10 personas cree que solo piensan en lo que les beneficia). La confusión solo puede resolverse exigiéndoles que expliquen de verdad cómo pretende cada uno atacar los problemas económicos y políticos, desterrando la tentación de crispar a la sociedad española más de lo que está.

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