El globo
Es como cuando se hincha un globo y sabes que va a explotar porque está demasiado tenso, y explota rompiéndose en muchos pedazos que salen volando y que nadie se va a molestar en recoger. Ya no volverá nunca a ser un globo, porque un adulto que siempre tenía prisa y había perdido su espíritu infantil pensaba que siempre habría más y más globos dispuestos a dejarse hinchar. Aquel adulto “responsable” solía estar demasiado enfadado como para darse cuenta de que no daba igual.
Las personas no somos globos y no deberíamos permitir que nadie explote. Porque si te echan de tu trabajo para contratar a otro por un salario indigno y además te dicen que eres muy mayor, si te echan de tu casa porque aunque quieras no la puedes pagar, si te menosprecian porque eres bueno y honesto... te rompes; y si muchos se rompen, lo que explotará algún día será otro globo mucho más grande que los demás, que es donde vivimos, que es de todos y que ya no aguanta más de tanta presión.
Vamos a cuidar nuestro globo de colores y no dejemos que lo sigan hinchando tanto, porque todos somos responsables.— Araceli Merino Martínez.
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