Niños a puñetazos
El boxeo es una actividad sórdida, y más si quienes la practican son menores
Por su propia naturaleza, el boxeo está teñido de violencia. Aunque algunos organismos quieran darle el tratamiento de deporte, no es fácil calificar así una actividad que consiste en un intercambio de golpes entre dos púgiles con las manos enfundadas en guantes y que, a la menor de cambio, pueden romperle la mandíbula al contrincante, o reventarle el bazo, provocarle irreversibles daños cerebrales o dejarle KO en la lona.
Si en sí mismo el boxeo es sórdido, aún lo es más cuando quienes lo practican son los niños, una moda que en España parece estar extendiéndose de manera alarmante. Alrededor de un millar de menores de 15 años se entrenan de manera habitual en esta disciplina, que algunos se esfuerzan en equiparar a otros sistemas de lucha o artes marciales, como el yudo o el taekwondo, y con los que poco tiene en común. Mientras estas competiciones premian las técnicas de salto o la destreza de los movimientos, en el boxeo mandan los puñetazos. Golpes que con frecuencia derivan en lesiones faciales y cerebrales crónicas y que en ocasiones puede provocar un fatal desenlace. De hecho, entre 2000 y 2010 se han registrado 68 muertes en el mundo por este motivo.
En el caso de los menores, el boxeo es una pésima manera de intentar incitarles a hacer ejercicio. Los niños tienen prohibido el contacto, pero se les adiestra en el (supuesto) arte de soltar guantazos, aunque sean al aire. Entrenarse en la pericia de apalear, incluso a un saco de arena, no parece el mejor método pedagógico.
Quienes defienden que los menores practiquen esta actividad alegan que les enseña autodisciplina, coordinación y juego limpio, mientras que aquellos que la critican observan que entraña violencia, desarrolla la agresividad del niño y puede generarle graves problemas.
Y no hay que olvidar que, a partir de los 15 años, están permitidos los golpes físicos, algo que puede causar impactos muy negativos en aspectos clave de la función cognitiva de los adolescentes.
Tan elogiable como promover el deporte en la escuela es elegir una disciplina con valores como la superación, el esfuerzo o el trabajo en equipo. El boxeo no es el modelo.
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