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El acento
Texto en el que el autor aboga por ideas y saca conclusiones basadas en su interpretación de hechos y datos

Retornos desesperados

Ronaldo y Morientes vuelven a los estadios contradiciendo la ley no escrita de jubilación futbolística

MARCOS BALFAGÓN

Algunas coincidencias parecen una pandemia. Con pocas horas de diferencia, Ronaldo I (Ronaldo Luiz Nazario de Lima, el auténtico Ronaldo), exjugador del Barça y del Real Madrid y dos veces Balón de Oro, sugirió que volverá a jugar al fútbol “si mi cuerpo me lo permite”. La expresión es extraña, como si el exjugador y su cuerpo vivieran disociados. Ronaldo I tiene 38 años, se retiró del fútbol en 2011 y no parece que su cuerpo le permita esfuerzos continuados. Pero, en fin, es accionista del Fort Lauderdale Strikers (liga estadounidense), siempre sentirá el acicate del fútbol y no se conforma con jugar partidos de solteros contra casados o retirados contra activos. Fernando Morientes, retirado en 2010, de la misma edad que Ronaldo I, exjugador del Real Madrid y el Liverpool, también quiere volver. Tiene ficha en el Deportivo Santa Ana, de la segunda división madrileña. Las causas intuidas son las mismas que las de Ronaldo I, aunque no faltarán escépticos e informados que invoquen la necesidad de dinero.

Maduros y retirados pueden inspirarse en Torres, un jugador que a los 30 años todavía arrastra el apodo de El Niño. Su fichaje por el Atlético de Madrid provocó hirientes sarcasmos en los mentideros deportivos madrileños, sobre todo en los que jalean al Real Madrid. Las burlas estaban justificadas; la reciente trayectoria de El Niño, ya talludito, parecía apoltronada en la mediocridad de interminables correteos sin destino y porcentajes de fallos ante la portería que desafiaban las leyes de probabilidad. Pues bien, llegó al Bernabéu, marcó dos goles difíciles y envió al Real Madrid al limbo de los fracasados coperos. Los laureles de la niñez pueden retornar en la madurez.

Como en el caso de los toreros que volvían una y otra vez a los ruedos, el retorno de un futbolista retirado es un acto desesperado. Los casos de Ronaldo I y Morientes son seguramente esporádicos. Los futbolistas de élite aceptan el designio de las estrellas: retirada entre los 30 y los 34, captura de un banquillo de entrenador o un sillón de directivo, hacerse comentarista de televisión y a impartir doctrina en los medios de comunicación. Los futbolistas no pueden retirarse a los 67 años; los aficionados no quieren geriátricos en los estadios.

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