Tramos negros

Tras ocho años de descensos ininterrumpidos en muertos por accidente de tráfico, la tendencia empezó a cambiar a partir de 2012. Desde entonces, la lucha contra la siniestralidad no presenta mejoras apreciables. Algo más de un millar de muertos al año es sin duda mucho mejor que los más de 4.000 que se alcanzaron en los peores momentos, pero se han detectado leves oscilaciones al alza que deben ser tomadas como señal de alerta.

Según los datos de Tráfico, probablemente acabaremos el año con una cifra de muertos superior a la de 2013. En concreto, con fecha 17 de diciembre había 1.094 víctimas; en el mismo día del año pasado la suma era de 1.089. Aunque mínimo, hay que preguntarse por la causa de este cambio de tendencia. Una de las respuestas puede estar en el informe presentado por el consorcio EuroRAP, patrocinado por la Comisión Europea, en el que se analiza el estado de las carreteras en diferentes países en función de los riesgos. Es sabido que en los accidentes intervienen muchos factores. El más importante es el comportamiento de los conductores, que ha mejorado tanto por el aumento de los controles de velocidad y alcoholemia como por las medidas sancionadoras, sin menospreciar el efecto de las campañas de educación viaria.

Pero hay dos elementos que han evolucionado negativamente: el estado de las carreteras y el deterioro del parque móvil. El informe de EuroRAP revela que en España hay casi 4.000 kilómetros de carretera con riesgo elevado o muy elevado de accidente grave o mortal. La mayoría se encuentran en carreteras secundarias de calzada única, sin mediana y con un volumen de tráfico inferior a 10.000 vehículos diarios. El Gobierno debería tomar nota de los datos y aplicar políticas de mantenimiento más activas. Es preciso concentrar sobre los tramos de alto riesgo las inversiones de mejora, así como la acción preventiva de Tráfico. No podemos permitirnos retrocesos en una estadística que cuenta vidas humanas.